Un hecho insólito ocurrió en una playa de Torrevieja, España, luego de que un joven de 15 años con autismo severo intentara meterse al mar con su perra de apoyo, Pam, y fuera increpado por un grupo de entre diez y doce personas.
Su madre, Victoria, que se encontraba con Víctor y la perra, contempló la escena mientras estos bañistas se acercaban a su hijo. “De mala manera nos dijeron que nos teníamos que ir, que esta no era una playa para perros”, dijo la mujer, según cuenta el medio El Español.
Y lo cierto es que no era una playa para perros pero, como les explicó a los bañistas, Pam, era el perro de apoyo de su hijo Víctor, que estaba diagnosticado con autismo severo y “los perros de asistencia están permitidos en cualquier lugar, salvo a intervenciones quirúrgicas”, dijo la mujer.
El niño o la perra
Pese a esto, y a que Pam llevaba el chaleco y la documentación correspondiente que le acreditaba como perro de apoyo, los veraneantes siguieron increpándola diciendo que “eligiera entre el niño y la perra”, e incluso se lamentaron de que tuviera un hijo con autismo.
Víctor, con “una mentalidad más inocente que su edad”, cuenta Victoria, contempló la escena sin decir nada, ya que el principal síntoma de su autismo, es que no puede hablar. Con esa situación, Victoria decidió retirarse y salir de la playa.
Pero la madre no se quedó tranquila. Decidió llamar a la policía y, junto con la adiestradora de Pam, se volvieron a la playa para identificar a los increpadores para presentar una denuncia, pero ya no estaban. Al final se tuvieron que volver a casa porque ya, les habían “chafado el día”. Y seguramente, muchos días posteriores, ya que después de esta situación, Víctor no quiere volver a la playa.