La irrupción del coronavirus en todo el mundo supuso un cambio profundo en las rutinas y hábitos de millones de personas. Dichas modificaciones tuvieron su correlato en el mundo económico y afectó la demanda y la producción de bienes y servicios.
Así, con la pospandemia y la reactivación de múltiples actividades, las sociedades se están encaminando a un inesperado momento crítico que combina varios indicadores preocupantes.
Según lo señala el portal español ABC, en Europa atraviesan múltiples crisis que empiezan a combinarse y potenciarse. Una de ellas es la que se deriva de la salida del Reino Unido de la Unión Europea: como fruto de este divorcio, se desató una profunda dificultad en el transporte y, por ende, en el abastecimiento en el propio país; la fuerte revalorización del gas natural en los mercados internacionales y a la subida del CO2 han propiciado una subida histórica del precio de la luz a nivel mundial.
Este panorama ha llevado a naciones como Austria a preparar planes de contingencia que sean capaces de actuar ante un apagón mundial. Por su parte, en Asia hay potencias que se lanzaron a acaparar materias primas y componentes electrónicos con fines proteccionistas –es el caso de China-, mientras miran de cerca la creciente influencia de una nueva variante del Covid ( Delta plus).
El incremento en la energía impacta en los alimentos
Según el diario español, desde finales del invierno sudamericano el precio de la luz se ha disparado alcanzando día tras día máximos históricos en Europa y con incrementos en gran parte del mundo. Entre los factores que explican la suba está la suba en los derechos de emisión, esto significa que el precio a pagar por las empresas por el dióxido de carbono que se desprende en el proceso de producción subió un 100% en un lapso de seis meses.
El segundo factor es la fuerte revalorización del gas natural en los mercados internacionales, uno de los combustibles fósiles utilizados para abastecer la demanda que, por otra parte, se ha incrementado sustancialmente.
Esto llevó a que algunas industrias paralizaran su producción y otras trasladaran los incrementos al producto, lo que redunda en inflación. Este encarecimiento de la energía, además, amenaza con trasladarse a los productos de alimentación y provocar una crisis.
Europa también sufre la inflación
El aumento en la luz encareció los precios de los alimentos en el viejo continente. Dicha inflación se debe a que los productos necesitan energía para su transformación, distribución, refrigeración y almacenamiento, situación que se ha advertido en artículos como leche, huevos o carnes que ya habían experimentado una subida por encima del 5 por ciento a mediados de septiembre.
Comprar un kilo de pollo cuesta hoy un euro más que hace dos semanas, detalla dicho medio.
China se queda con las materias primas
China avanza con sus políticas proteccionistas haciendo acopio de materias primas y componentes electrónicos con el fin de autoabastecerse, provocando una ‘cuarentena’ a nivel global. Este problema se ha acrecentado, además, con el efecto cuello de botella en el transporte marítimo debido a la irrupción de una nueva variante del Covid, especialmente desde los principales puertos asiáticos.
Otro elemento de la escasez global es la falta de semiconductores, microchips.
Austria se prepara para un apagón mundial
“La cuestión no es si habrá un gran apagón, sino cuándo”, señaló la ministra de Defensa austriaca, Klaudia Tanner. Esa frase es la justificación de una campaña que han impulsado para prepararse contra un hipotético apagón mundial. Entre las acciones que barajan están el hacer acopio de combustible, velas, baterías, latas de conservas y agua potable, así como sentar las bases para establecer una red de cooperación vecinal.
