Tras más de dos años sin un diálogo entre Rusia y la OTAN, ambos se han sentado a hablar en Bruselas, con las tensiones en la frontera con Ucrania como plato fuerte. El Secretario General de la OTAN Jens Stoltenberg ha admitido que subsisten profundos desacuerdos con Moscú, aunque ve positivo que ambas partes se hayan comprometido a dialogar y fijarán un calendario para encontrarse en el futuro.
“Existen diferencias significativas entre los aliados de la OTAN y Rusia en estos temas y las diferencias no serán fáciles de salvar, pero es una señal positiva que todos los aliados de la OTAN y Rusia estén sentados en torno a la misma mesa”, dijo Stoltenberg, tras las conversaciones mantenidas con enviados rusos en Bruselas.
Moscú y la OTAN han abordado cuestiones espinosas, como las presiones de Rusia para que países como Ucrania o Georgia nunca lleguen a formar parte de la Alianza Atlántica. Stoltenberg ha dejado claro que el Kremlin no tienen nada que decir sobre el futuro de la Alianza. “Ucrania es una nación soberana, tiene el derecho de defenderse. Y Ucrania no es una amenaza para Rusia. Es Rusia la agresora. Rusia ya ha usado la fuerza y continúa haciéndolo contra Ucrania”, añadió.
De acuerdo con Stoltenberg, los aliados de la OTAN están de acuerdo en mantener una serie de encuentros con Rusia sobre temas estratégicos. “Rusia no estuvo en condiciones de aceptar la propuesta. Tampoco la han rechazado, aunque la delegación rusa dejó claro que necesita de tiempo para retornar a la OTAN con una respuesta”, apuntó. “Y por supuesto en ese momento estaremos listos para sentarnos” en torno a la mesa de conversaciones, añadió.
Estas conversaciones de producen junto con las de ayer entre Rusia y Estados Unidos, y este miércoles los ministros de Defensa de la Unión Europea hablarán también de estas conversaciones, en un intento de que no se la deje al margen. La cooperación entre la OTAN y Rusia, que estaba congelada desde 2014, se rompió en octubre pasado cuando la OTAN expulsó a ocho diplomáticos rusos de sus instalaciones, y en respuesta Moscú decidió cerrar su oficina de representación ante la alianza militar.