Una imagen se volvió viral en las redes sociales. En ella se puede ver a tres hombres sentados en la pala del timón de un buque anclado en el puerto de la isla española de Las Palmas. La impactante foto fue tomada por el Salvamento Marítimo del Gobierno de España antes de rescatarlos.
Se trata de tres personas de origen subsahariano que viajaron como polizones en la parte inferior del petrolero con bandera de Malta «Alithini II», desde su Nigeria natal hasta las islas Canarias. Esta es una travesía de once días por el océano Atlántico expuestos a cualquier golpe de mar.
Según indica EFE, el barco partió el pasado 17 noviembre desde Lagos, la capital nigeriana.
Los tres fueron rescatados por la Salvamar Nunki de Salvamento Marítimo y trasladados a un hospital para ser tratados por deshidratación moderada. Uno de ellos está grave mientras los otros dos se encuentran relativamente estabilizados, según el último reporte de salud, compartido por Txema Santana, asesor para las migraciones del Gobierno de Canarias.
No es la primera vez que las autoridades españolas se encuentran con migrantes escondidos en lugares peligrosos de un barco en el puerto de Gran Canaria. En noviembre de 2020, una imagen similar se repitió en la pala de timón del petrolero Ocean Princess II, y un mes antes a bordo del Champion Pula. Los dos también habían zarpado desde Nigeria, señala el portal Euronews.
“No es algo muy frecuente, pero es una de las vías de llegada de polizones, ubicados en la pala del timón y el exiguo habitáculo contiguo”, explica a Euronews Txema Santana. “La mayoría de las veces los polizones se mueven en otras zonas del barco, pero a veces acaban ahí”.
Santana señala el problema que supone para el capitán de un navío encontrar un polizón abordo: “la responsabilidad es del armador y despendiendo de las circunstancias y de la distancia de tierra es posible incluso un desvío de la ruta o la paralización del buque y la mercancía”.
Testimonio de migrantes
“El cuarto día el barco se paró. Por un momento pensamos que habríamos llegado a algún país, pero solo veíamos agua. Yo ya estaba muy débil, hambriento y estaba perdiendo la cabeza. Solo podía pensar en un buen plato de arroz. Fue la primera vez que bebí agua salada. Con una mano me agarraba a la escalerilla y con la otra recogía el agua del mar. Así era como me lavaba también”.
Este es el relato de los peores momentos de la travesía de Prince, un nigeriano de 14 años, que viajó durante 15 días escondido en el hueco entre el casco del buque y la pala del timón del petrolero Ocean Princess II desde Lagos hasta el puerto de Las Palmas hace dos años.
Prince cuenta cómo remó junto con un amigo con una barca de pescar para acercarse a la embarcación y se encaramó con una escalerilla. Su amigo decidió quedarse en Lagos, pero a él los riesgos de lo que se disponía hacer no le hicieron cambiar de opinión: “Si muero, moriré yendo a Europa”, pensó entonces.
El joven nigeriano dice que tras la primera semana de navegación perdieron la esperanza y que empezaron a dar golpes con un martillo para advertir a la tripulación: “Estuvieron tres días dando golpes al casco. Tres días. Les gritábamos “¡ayuda!, ¡ayuda!””.
El testimonio de Prince relata la agonía por la que estos hombres están dispuestos a pasar con tal de alcanzar las costas europeas.