Al menos 30 presos murieron, cinco de ellos decapitados, y 47 resultaron heridos en enfrentamientos entre bandas en una cárcel de la provincia ecuatoriana de Guayas, informaron el Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Privadas de Libertad (SNAI) y la Policía, mientras un nutrido cordón militar permanecía rodeando sus instalaciones.
Los disturbios comenzaron ayer por la mañana en el Centro de Privación de Libertad Número 1, ubicado en la capital provincial, Guayaquil, con detonaciones de armas de fuego y explosiones en varios pabellones en el marco de un enfrentamiento entre bandas delictivas. Las autoridades activaron los protocolos de seguridad y evacuaron al personal administrativo de la prisión, al tiempo que instalaron un comité de crisis formado por la Policía Nacional y el SNAI para enfrentar la situación. Unos 400 uniformados ingresaron al centro de detención y, tras más de tres horas, lograron retomar el control de la cárcel. Sin embargo, anoche la Policía activó nuevamente el protocolo de seguridad con unidades tácticas en el reclusorio al detectar nuevos enfrentamientos.
Al menos 30 presos murieron en el marco de los disturbios, cinco de ellos decapitados, mientras 47 resultaron heridos, consignó la agencia de noticias Europa Press. Además, dos policías resultaron heridos en la toma de control de la prisión, por lo que fueron trasladados a centros hospitalarios y están “fuera de peligro”, informó el comandante policial de la Zona 8, Fausto Buenaño.
La Fiscalía de Guayas puso en marcha una investigación y el SNAI señaló en Twitter que suspendió hoy por 48 horas las actividades administrativas “no prioritarias” en el complejo penitenciario de Guayaquil.
Más de un centenar de personas murieron en las siete prisiones del país en lo que va del año, con una de las más grandes masacres ocurrida el pasado 23 de febrero en las prisiones de Libertad Zonal 8 y Sierra Centro Norte, en la provincia de Cotopaxi, y en Cuenca, en la provincia de Azuay, que se saldaron con 80 presos fallecidos.
El presidente Guillermo Lasso declaró en julio el estado de emergencia en el sistema carcelario del país y cambió al director del SNAI, optando por Fausto Cobo. Empero, el mandatario nombró esta semana a Cobo como nuevo director del Centro de Inteligencia Estratégica, por lo que el coronel Bolívar Garzón, ex responsable de la cárcel de Cotopaxi, fue designado para liderar ahora el SNAI. Debido a la crisis penitenciaria, alimentada por la sobrepoblación, corrupción, insuficiencia de guardias y violencia, los militares apoyan desde hace meses el control exterior de las cárceles guayaquileñas.
La revuelta de ayer agravó aún más la crisis penitenciaria en Ecuador causada por los choques por el poder entre bandas criminales vinculadas a los carteles mexicanos de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación.
El saldo de detenidos dentro de las prisiones ya asciende a 120 en lo que va de año. Hace solo dos semanas, una cárcel en el mismo complejo penitenciario de Guayaquil fue atacada con drones con explosivos en medio de “una guerra entre cárteles internacionales”, un incidente que no provocó víctimas pero sí daños materiales.
En Ecuador, un país con 17,7 millones de habitantes, la violencia ha pasado a ser permanente en sus 65 cárceles, que padecen una insuficiencia de guardias y una sobrepoblación de reclusos (39.000 sobre una capacidad para unos 30.000). Según la Defensoría del Pueblo, en 2020 se registraron 103 asesinatos en las penitenciarías del país, en las que la corrupción facilita el ingreso de armamento y municiones.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) condenó la continua violencia en las prisiones ecuatorianas, mientras que el Gobierno prevé ampliar la capacidad carcelaria dentro de un plan para reestructurar el “precario” y “caótico” sistema penitenciario.
Ubicado entre Colombia y Perú, principales productores mundiales de cocaína, Ecuador es utilizado como tránsito para el envío de drogas a Estados Unidos y Europa.