Un suceso increíble ocurrió en 2012 en Sudáfrica, cuando Lawrence Anthony, un reconocido conservacionista, falleció inesperadamente de un infarto. Sin embargo, su funeral no pasó desapercibido ya que la manada de elefantes que el cuidaba en su propio santuario caminó hasta su casa, donde la familia velaba sus restos, y se hicieron presentes allí durante dos días.
Anthony era empleado de una empresa inmobiliaria, pero en 1990 dejó todo para crear un santuario que rescatara y cuidara elefantes de los cazadores furtivos de África. Fue el dueño y fundador de la Reserva de Caza Privada Thula Thula y Safari Lodge, en Sudáfrica.
El 2 de marzo de 2012, falleció de un infarto de miocardio, a los 61 años, y nadie podrá olvidar el extraño suceso que ocurrió con los elefantes del refugio a los que había dedicado más de 10 años de su vida.
El día del funeral, dos mandas viajaron más de 12 horas para llegar a la casa de su cuidador en una muestra de preocupación por no verlo durante dos días.
Se trataba de elefantes salvajes, que gracias al amor y bondad que habían recibido de Anthony ya no eran violentos, ni atacaban humanos. Lo llamativo fue que de forma extraña cuando Lawrence murió llegaron al lugar e hicieron vigilia durante 2 días para luego marcharse angustiados sin haber visto a quien los cuidaba.
Es un misterio tratar de entender cómo fue que los elefantes se percataron del fallecimiento de su amino, pero una mujer rabino de la zona donde se ubica la Reserva de Caza explicó su teoría al respecto a la prensa local en aquellos momentos.
“Si alguna vez hubo un tiempo, cuando realmente podemos sentir la maravillosa interconexión de todos los seres, es cuando reflexionamos sobre los elefantes de Thula Thula. El corazón de un hombre se detiene, y los corazones de cientos de elefantes están afligidos. El corazón tan amoroso de este hombre se ofreció a curar a estos elefantes, y ahora vinieron a rendir homenaje amoroso a su amigo”, detalló Leila Gail Berner, la rabino de la ciudad donde vivía Anthony.