Las raciones de comida que distribuye Naciones Unidas en los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf o en los del Sahel, ubicados al sur de Mauritania, podrían disminuir en un 50 % según los cálculos del Programa Mundial de Alimentos de la ONU (PMA), debido al encarecimiento de los cereales y los fletes.
Aunque el sistema de preposicionamiento que utiliza el PMA en su base logística de Las Palmas de Gran Canaria, desde donde reparten alimentos a África Occidental y el Sahel, les ha permitido no sufrir con severidad las consecuencias de la guerra en Ucrania, ya que prevén y realizan la compra de cereales a un año vista, sí están sufriendo el impacto del aumento del precio de los fletes, así como un aumento significativo en las futuras compras anticipadas.
“En 81 de los países en los que trabaja el PMA, se prevé que el hambre aguda aumente en 47 millones de personas si el conflicto en Ucrania no cesa. Esto supone un aumento del 17%, siendo el más pronunciado en África subsahariana”, relata una portavoz de este programa de Naciones Unidas.
Según detallan las fuentes del PMA, si siguen subiendo los precios de los alimentos, el número de personas que necesitan asistencia alimentaria aumentará, con especial preocupación por las más vulnerables de países como Afganistán, Etiopía, Sudán del Sur, Siria y Yemen.