Finalmente, el sobrevuelo se produjo sin incidentes y Solar Orbiter, cuya misión es estudiar nuestra estrella, está de nuevo activo y produciendo datos. La maniobra a través de nubes de desechos se completó con éxito este fin de semana, señala un tuit de la misión, y adelanta que los datos logrados durante su paso sobre la Tierra han sido “excelentes”, pero aún hay que terminar de procesarlos.
La Agencia Espacial Europea había informado la semana pasada de que el sobrevuelo sería “el más arriesgado hasta ahora para una misión científica”. El momento más cercano al planeta se produjo el pasado sábado, cuando se situó a solo 460 kilómetros sobre el norte de África y las islas Canarias.
En la trayectoria de su acercamiento a la Tierra la sonda atravesó dos regiones orbitales que están pobladas de desechos espaciales. El primero es el anillo geoestacionario de satélites, a 36.000 kilómetros, y el segundo es la colección de órbitas terrestres bajas, a unos 400 kilómetros.
La maniobra de sobrevuelo de la Tierra era esencial para disminuir la energía de la sonda y alinearla para su próximo paso cercano al Sol. De esta manera comienza la misión científica principal de Solar Orbiter, que fue lanzada en febrero de 2020 y desde el pasado julio estaba en fase de crucero.
El regreso a las cercanías de la Tierra ofreció a la sonda una oportunidad para estudiar su campo magnético, que es la interfaz de nuestra atmósfera con el viento solar, una corriente constante de partículas emitidas por el Sol.