En la apertura de la cumbre, Lula propuso crear un “grupo de alto nivel”, formado por representantes de los presidentes, que prepare en un plazo de 120 días una nueva “hoja de ruta para la integración de Suramérica”.
El “decálogo” de Lula también incluyó la posible creación de un “mercado energético suramericano, que asegure el abastecimiento, el uso eficiente de los recursos, la estabilidad jurídica, los precios justos y la sostenibilidad social y ambiental”.
A la cumbre asisten los presidentes de Argentina, Alberto Fernández; Bolivia, Luis Arce; Chile, Gabriel Boric; Colombia, Gustavo Petro; Ecuador, Guillermo Lasso; Guyana, Irfaan Ali; Paraguay, Mario Abdo Benítez; Surinam, Chan Santokhi; Uruguay, Luis Lacalle Pou; y Venezuela, Nicolás Maduro. Perú está representado por el presidente del Consejo de Ministros, Alberto Otárola.
Por su parte, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, pidió a Latinoamérica “jugar un papel unido” y aseguró a su llegada a la cumbre de Brasilia que la región “tiene varias de las soluciones más importantes a la crisis integral que vive la humanidad”. “América Latina tiene que jugar un papel unido, tener una voz unificada porque tiene una gran potencialidad. Tiene en sus manos, en su propio territorio, varias de las soluciones importantes a la crisis integral que vive la humanidad”, dijo Petro a periodistas.
El líder colombiano, que fue el último de los doce mandatarios en llegar al palacio de Itamaraty, sede de la Cancillería brasileña, afirmó que “el panorama mundial es crítico” y que “no se trata de pelear con el mundo, se trata de superar los problemas del mundo”. “Esta reunión claramente tiene como objetivo clarificar ese papel de América Latina, debatirlo, tratar de llegar a consensos”, agregó.