Las fuerzas ucranianas encontraron decenas de ejecutados al ingresar a Bucha: “Los rusos pretenden eliminar a todos los ucranianos que puedan. Debemos detenerlos y echarlos”, escribió el canciller ucraniano Dmytro Kuleba.
Asimismo, el canciller exigió nuevas sanciones devastadoras del G7, como embargo de petróleo, gas y carbón, el cierre de todos los puertos a los barcos y mercancías rusas, y la desconexión todos los bancos rusos de SWIFT.
“Región de Kiev. El infierno del siglo XXI. Cuerpos de hombres y mujeres, que fueron asesinados con las manos atadas. Los peores crímenes del nazismo han vuelto a Europa”, denunció el asesor presidencial Mykhailo Podolyak.
Al igual que Kuleba, exigió un embargo a los recursos energéticos y el cierren de los puertos marítimos. “¡Detengan los asesinatos!”, imploró.
Tras la retirada de las fuerzas rusas, una calle arbolada de la localidad ucraniana de Bucha, en las afueras de Kiev, quedó llena de cuerpos desparramados.
Los 20 cadáveres llevaban ropa civil. Tres de ellos quedaron enredados en sus bicicletas mientras otros, con la piel pálida, quedaron tirados cerca de vehículos aplastados o llenos de agujeros de bala.
Uno tiene las manos atadas a la espalda junto a su pasaporte ucraniano abierto, indicaron periodistas de AFP que accedieron a Bucha. Otro yace tendido junto a una valla amarilla pintada con emojis felices y tristes y las palabras “Vive rápido”.
Más de 280 personas fueron sepultadas en fosas comunes en Bucha mientras los cuerpos de familias enteras permanecen en coches baleados.