Un expolicía ingresó a una guardería en el norte de Tailandia y cometió una masacre: mató a tiros a 35 personas, según el último balance de la Policía. Después de cometer los crímenes, volvió a su casa, asesinó a su esposa e hijo y se suicidó.
La balacera ocurrió a primera hora de la tarde en un jardín de infantes ubicado en la localidad de Nongbua Lamphu, explicó el mayor general de la policía, Achayon Kraithong.
La mayoría de las personas asesinadas en el tiroteo (hasta el momento 35) son niños y profesores. También se informó sobre la muerte de un agente de policía, indicó un vocero de la oficina de asuntos públicos de la región.
En tanto, Jakkapat Vijitraithaya, coronel de policía de la provincia de Nong Bua Lamphu, informó a la AFP de que también había 12 heridos, tres de ellos graves. Al parecer, el atacante entró por la fuerza en una habitación cerrada donde había niños durmiendo.
Según los medios tailandeses, el agresor también empleó cuchillos durante la matanza y huyó del edificio. Las fotografías mostraban al menos dos cadáveres tendidos sobre el piso del centro, cubiertos con sábanas blancas.
Varios medios identificaron al atacante como un exteniente coronel de la Policía de la región, llamado Panya Khamrab.
El diario Daily News publicó que tras escapar del lugar del ataque, el expolicía regresó a su casa, mató a su mujer y su hijo y, finalmente, se quitó la vida.
Las leyes sobre armas son estrictas en Tailandia, donde tener un arma de fuego ilegal conlleva una pena de prisión de hasta 10 años, pero la posesión es elevada en comparación con otros países de la región.
Las armas ilegales, muchas de ellas traídas de países vecinos asolados por conflictos, son habituales.
Sin embargo, los tiroteos masivos son poco frecuentes. En 2020, un soldado enfadado por un acuerdo inmobiliario fallido mató al menos a 29 personas e hirió a 57 en una matanza que afectó cuatro localidades.
