El italiano Angelo Sodano fue durante mucho tiempo quien ocupó el segundo puesto en lo que respecta a la jerarquía del Vaticano, aunque su desempeño como cardenal católico estuvo rodeado de polémicas debido a su apoyo a un sacerdote mexicano, que sentó los cimientos de una orden religiosa influyente, pero cuyo legado quedó manchado por los abusos ejercidos a menores de edad.
El Vaticano precisó que Sodano murió el viernes. La radio estatal italiana dijo que Sodano había contraído recientemente COVID-19, lo que complicó su salud, ya frágil. El diario Corriere della Sera dijo que expiró en una clínica de Roma donde había sido ingresado hace unas semanas.
En un telegrama de condolencias enviado el sábado a María Sodano, la hermana del prelado jubilado, el papa Francisco señaló que Sodano había ocupado muchos roles en el cuerpo diplomático del Vaticano, que culminó con su nombramiento como secretario de Estado el 28 de junio de 1991 por el entonces pontífice, Juan Pablo II. Un día después, Juan Pablo II, que más tarde sería santificado, elevó a Sodano al rango de cardenal.
En el mensaje de condolencia, Francisco expresó “sentimientos de gratitud al Señor por el don de este estimado hombre de la Iglesia’' y rindió homenaje a su largo servicio como diplomático del Vaticano en Ecuador, Uruguay y Chile en América del Sur, continente natal de Francisco.
Sin embargo, al final de su carrera en el Vaticano, el legado eclesiástico de Sodano se vio empañado por su firme defensa del reverendo Marcial Maciel, el difunto fundador mexicano de los Legionarios de Cristo, una orden religiosa. La carrera clerical de Maciel quedó desacreditada tanto por su pederastia como por las prácticas tipo secta que impuso a los miembros de la orden. Una investigación interna finalmente identificó a 33 sacerdotes y 71 seminaristas de la orden que abusaron sexualmente de menores durante unas ocho décadas.
Durante años, cuando fue secretario de Estado bajo Juan Pablo II, Sodano impidió que el Vaticano investigara las acusaciones de abuso sexual contra Maciel. La Santa Sede tenía evidencia que databa de décadas atrás de que el fundador de la orden religiosa, una organización que era la favorita de Juan Pablo II por producir tantos sacerdotes, era un adicto a las drogas y un pederasta.
La biografía de Sodano publicada por el Vaticano después de la muerte no menciona los escándalos. En cambio, destacó el logro de Sodano como un alto diplomático del Vaticano, incluido su trabajo para “la solución pacífica a la controversia de la soberanía de 2 estados’', una referencia a la disputa territorial que estalló en la Guerra de las Malvinas de 1982 entre Argentina y Gran Bretaña.
En diciembre de 2019, Francisco aceptó la renuncia de Sodano como Decano del Colegio Cardenalicio, un papel influyente, especialmente en la preparación de los cónclaves, los encuentros donde se elige a puerta cerrada de los pontífices. Sodano había ocupado ese cargo desde 2005.