La Fiscalía chilena abrió un sumario por un violento ataque a venezolanos indocumentados en la ciudad norteña de Iquique. Allí, los ciudadanos quemaron las pertenencias de los inmigrantes, en el marco de protestas contra la creciente llegada de extranjeros en la zona.
Según informó la agencia AFP, la manifestación reunió a más de 3.000 personas que enarbolaban banderas chilenas y carteles con lemas antimigración. En el medio de gritos xenófobos, los más radicalizados quemaron las pertenencias de los migrantes que acampaban en las calles de esta ciudad de la región de Tarapacá, a unos 1.800 km al norte de Santiago.
Jócelyn Pacheco, la fiscal de Iquique, ordenó a la Policía de Investigaciones (PDI) que “realice investigación por hechos ocurridos en Iquique que terminaron con la quema de pertenencias de familias migrantes”.
No obstante, Pacheco “dispuso medidas de protección para las víctimas (migrantes)”, que después del ataque tuvieron que huir, esconderse y pasar la noche en las calles y playas de la zona.
La protesta se dio el marco de un día después del desalojo de una plaza ocupada por familias de migrantes con niños.
Rodrigo Delgado, el ministro del Interior de Chile, destacó su desacuerdo con la violenta protesta.
No obstante, “vamos a seguir con los desalojos en todos los espacios públicos que se requieran” y continuaremos “con el plan de expulsiones” de migrantes indocumentados que lleva a cabo el gobierno chileno, reveló.
La violencia contra los migrantes en Iquique ha sido denostada por organismos como la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) y el relator especial de las Naciones Unidas sobre los derechos humanos de los migrantes, Felipe González. Este calificó el hecho como una “inadmisible humillación contra migrantes especialmente vulnerables”.
Por otro lado, la Unicef expresó “su preocupación por la situación que están viviendo niños, niñas y adolescentes inmigrantes en Iquique y pide al Estado garantizar y proteger sus derechos, cumpliendo de esta manera con los tratados internacionales suscritos por el país”.
Los sucesos ocurren en el marco de la creciente llegada de miles de migrantes indocumentados que cruzan a pie la frontera entre Bolivia y Chile por pasos no habilitados en el inhóspito Altiplano, poniendo en riesgo sus vidas. Poco más de 10 migrantes han muerto en la zona en lo que va del año.
Estos migrantes intentan llegar en su mayoría a la capital chilena. Pero los más vulnerables económicamente carecen de recursos para costear un viaje hasta Santiago y debieron quedarse en Iquique u otras ciudades del norte del país, acampando en las calles en precarias condiciones.