A un mes de la implosión del submarino Titan, que cobró la vida de cinco personas mientras se dirigían a explorar los restos del Titanic en las profundidades del océano Atlántico, surgen nuevos detalles que podrían arrojar luz sobre las circunstancias del trágico suceso.
Según informó el diario The New York Times, se descubrió que la compañía OceanGate alquiló en 2023 un barco más pequeño y antiguo, el Polar Price, para transportar el sumergible. El antiguo rompehielos de la Guardia Costera Canadiense, construido en 1959, resultó ser insuficiente para cargar adecuadamente el submarino Titan en su cubierta, lo que llevó a tener que remolcarlo durante tres días. Esta situación pudo haber causado daños en el sumergible.
El Titan, operado por OceanGate Expeditions, perdió el contacto con su buque nodriza poco después de su inmersión para explorar los restos del Titanic, un viaje que la compañía ofrecía a precios que iniciaban en los US$250.000. Expertos afirman que la tripulación del Titan no tuvo tiempo de reacción y murieron de manera instantánea cuando el submarino implosionó.
Los investigadores recuperaron fragmentos del casco de fibra de carbono y titanio del fondo del mar y estiman que tomará alrededor de 18 meses para establecer la causa exacta del accidente. Sin embargo, ya surgieron señalamientos sobre las fallas de seguridad en un aparato con un diseño considerado “experimental”.
En una entrevista previa a la tragedia, Stockton Rush, CEO de OceanGate y una de las víctimas del accidente, expresó su preocupación por las limitaciones impuestas por las normas de seguridad en la industria de sumergibles comerciales, lo que, según él, “sofocaba la innovación en el sector”.
Posteriormente, salió a la luz un informe que advertía sobre los problemas de seguridad del submarino Titan. David Lochridge, exdirector de operaciones marinas de OceanGate Expeditions, despedido por cuestionar la seguridad del sumergible, mencionó en una demanda judicial el “diseño experimental y no probado” del Titan. Según sus declaraciones, un ojo de buey del aparato no estaba diseñado para resistir la presión a la que fue sometido durante la inmersión.