El papa Francisco abrió hoy el camino para la beatificación de Juan Pablo I al autorizar el dictado de un decreto que reconoce un milagro ocurrido en Argentina y atribuido a la intercesión de ese Pontífice, informó oficialmente el Vaticano.
Se trata de la curación de Candela Giarda, una niña de por entocnes 11 años y oriunda de Entre Ríos. Padecía “encefalopatía inflamatoria aguda severa, enfermedad epiléptica refractaria maligna, shock séptico” y estaba internada al final de su vida en Buenos Aires en 2011, precisó Vatican News.
El cuadro clínico de la niña era muy grave, caracterizado por numerosas crisis epilépticas diarias y un estado séptico causado por una bronconeumonía. No obstante, tras una oración de su mamá, salió adelante y hoy vive como cualquier otra joven.
Este paso, que allana el camino a la beatificación, fue dado esta mañana, en el marco de una audiencia de Francisco concedió al cardenal Marcello Semeraro, en la que autorizó a la Congregación para las Causas de los Santos a promulgar un decreto que reconozca ese milagro.
Según se informó, la fecha de la beatificación, una vez cumplidos estos pasos, será fijada por el Papa.
La iniciativa de invocar al Papa Luciani la había tomado el párroco de la parroquia a la que pertenecía el hospital, del que era muy devoto, se detalló en la información oficial del Vaticano.
La historia de Candela: la oración a Juan Pablo I y el milagro
“Desde que llegamos a (Fundación) Favaloro, Cande empeoró en vez de mejorar. No tenía expectativas de vida. Hasta me llegaron a decir que volviera a Paraná para que muriera en mi casa”, recordó en Infobae su mamá Roxana, conmocionada y con lágrimas. Los especialistas le decían que, si acaso sobrevivía, la niña iba a quedar en estado vegetativo, ciega.
Fue una noche de julio de 2011 cuando una médica abrazó a Roxana y le dijo lo que ningún padre o madre quiere escuchar: “No podemos hacer nada más por ella. Cande se muere esta noche”.
Entonces, Roxana decidió pasar por la iglesia a la que siempre iba a rezar, la parroquia Nuestra Señora de la Rábida, ubicada a metros de la clínica Favaloro. Conoció al padre José Dabusti, quien la contenía en esos dramáticos días.
“Aquella noche entré y le pedí que fuera a verla. Cuando se acercó a la cama de Cande, rezó y me indicó que pusiese las manos arriba de ella y se la encomendó al papa Juan Pablo I”.
Unas horas después de invocar al sumo pontífice, Candela empezó a evolucionar de manera favorable. Hasta que su vida no corrió más peligro y abandonó la terapia intensiva. Al poco tiempo, la chica retornó a su vida.
Actualmente, Cande tiene 21 años. Cursa una tecnicatura en Seguridad e higiene animal en la universidad, a la vez que tiene un emprendimiento de venta de miel. Si bien la joven atribuye su sanación a la intercesión de Juan Pablo I, no tiene recuerdos de ese momento de su vida.