A veinte días de unas elecciones presidenciales ya empañadas por la guerra en Ucrania, se ha abierto un nuevo frente en la administración de Emmanuel Macron, inmerso en la campaña para su reelección. Hace dos semanas un preso islamista agredió a Colonna, condenado a cadena perpetua y que a sus 61 años se debate entre la vida y la muerte, y desde entonces manifestaciones casi diarias han desembocado en graves altercados en la isla, con numerosos manifestantes y fuerzas del orden heridos.
Para evitar que la situación se descontrole aún más, el ministro del Interior, Gérald Darmanin, ha pasado a primer plano. Horas antes de su desplazamiento hoy a la isla mediterránea, Darmanin anunció que el Gobierno “está muy abierto al diálogo” para dar autonomía a la isla, pero “si este se produce en una situación de calma”.
En su rueda de prensa celebrada en París, el titular de Interior reconoció que el Gobierno está “muy preocupado” tanto por esa falta de orden público como por el impacto “en la vida de los corsos”. “El sector del turismo -una de las fuentes principales de riqueza de la isla- me ha avisado de que ya se han cancelado viajes”, lamentó.
El titular de Interior asumió que la actual autonomía “no es la soñada” por muchos corsos y reconoció que una posible evolución de la misma no se producirá en los veinte días que restan para la primera vuelta de las presidenciales del 10 abril.
La idea es “ponernos de acuerdo en un calendario y escuchar las peticiones específicas, y ver cómo evoluciona en los meses y años próximos, es un largo proceso”, avisó Darmanin, quien se reunirá con el máximo representante regional, el nacionalista Gilles Simeoni.