La necrópolis de Saqqara, la mayor de Egipto y más importante de Menfis, volvió a ser noticia en los últimos días por el hallazgo de 27 sarcófagos de 2.500 años de antigüedad. Pero el lugar, ubicado al sur de El Cairo, guarda una extensa y valiosa historia sobre el pasado de la humanidad, ahora también con interés por parte de las autoridades para reimpulsar el turismo en medio de la pandemia y la crisis política local.
En Saqqara está ubicada la pirámide escalonada de Zoser (o Djoser), la estructura en piedra más grande y antigua de la que se tiene registro, con 4.700 años.
Se la considera como una precursora para otras célebres de Egipto, como la de Guiza. Mide 140 metros de longitud, 118 de anchura y 60 de altura. Fue construida por Imhotep, el primer arquitecto reconocido de la historia, durante el mandato del faraón Zoser, en la dinastía III, alrededor del año 2.630 a.C.
Se sabe que la pirámide está compuesta por seis mastabas superpuestas, una serie de tumbas o cámaras funerarias en forma de pirámide truncada con base rectangular que se han ido superponiendo, al tratarse de una construcción en seis etapas.
Pero también guarda otros enigmas por descubrir. En los últimos años, arqueólogos descubrieron momias de gatos y hasta escarabajos (asociados al sol). Pero quizá la más llamativa es la de un león, lo que confirma el valor sagrado que este animal tuvo en el Antiguo Egipto. En el caso de los felinos, se trataba de ofrendas religiosas para las próximas vidas. En el predio también destaca la cuidadosa factura de sus estatuas de bronce, como la dedicada a una diosa gato.
Tras la reapertura el 1° de septiembre pasado, arqueólogos volvieron a trabajar en la necrópolis y encontraron 27 sarcófagos de unos 2.500 años de antigüedad en el fondo de un pozo.
Las imágenes de las tumbas, bien conservadas, muestran motivos marrones y azules, así como numerosas inscripciones jeroglíficas.
Más allá de la intención “publicitaria” del gobierno, la diferencia radica en que estos descubrimientos son más rimbombantes porque dan más información sobre la gente y su posición social antes que los faraones. La identidad de los ocupantes de los sarcófagos está por determinar, porque estuvieron cerrados por milenios. No obstante, será cuestión de tiempo para que el análisis arroje datos.