El candidato del Partido Republicano, José Antonio Kast, se imponía el domingo en las elecciones presidenciales de Chile con el 27,92% de los votos, mientras que el izquierdista Gabriel Boric (Apruebo Dignidad) sacaba 25,80%. De esta forma habrá balotaje el próximo 19 de diciembre.
“Vamos a elegir entre libertad y comunismo”, aseguró Kast, el postulante más votado en el país trasandino. “No queremos ir en la ruta de Cuba y Venezuela”, dijo el empresario que se posiciona como el favorito a suceder a Sebastián Piñera, cuyo candidato (Sebastián Sichel) salió en cuarto lugar.
“Que aquí nadie se equivoque: la única candidatura que va a recuperar la paz, que va a enfrentar a los narcotraficantes y delincuentes, que pondrá fin al terrorismo, es la nuestra”, advirtió Kast, afirmando que Boric, aliado con el Partido Comunista y su rival, protege a “vándalos” y “terroristas”.
Reivindicador de la dictadura de Pinochet
Kast, de 55 años, está casado, tiene nueve hijos y es católico. Sus posiciones conservadoras de extrema derecha lo han posicionado como la “pesadilla” de los chilenos que coparon las calles desde 2019 por reclamos de salud, educación y salarios.
Los padres de Kast llegaron a Chile en la década de los 50 y se instalaron con una granja de pollos en las afueras de Santiago y luego crearon una próspera fábrica de cecinas.
El candidato ha tenido que desmentir varias veces que su padre, un soldado alemán que luchó durante la segunda guerra mundial, fue nazi. “Fue enrolado obligatoriamente a los 17, 18 años”, no pudo “decir que no”, aseguró.
Abierto partidario del régimen militar (1973-1990), Kast dice que Augusto Pinochet no fue un dictador porque aplicó el cronograma constitucional que incluía el plebiscito que derivó en las elecciones que permitieron el retorno de la democracia. Respecto a militares condenados por violaciones a los derechos humanos durante la dictadura, la mayoría ancianos, declaró que “lo que no puede haber aquí es venganza y no hay justicia cuando a una persona que está interdicta porque no tiene sus facultades mentales, la siguen manteniendo presa”. Añadió que durante su eventual gobierno, “indultos humanitarios podrá haber y está establecido en la ley”.
Kast fue electo cuatro veces consecutivas como diputado de la derechista Unión Demócrata Independiente (UDI), que abandonó en 2016 para postularse un año después como independiente a la presidencia, obteniendo un 8% de los votos. En 2019 fundó el conservador Partido Republicano, que unido al Partido Conservador Cristiano formaron el Frente Social Cristiano, al que representa en los comicios de este año.
A comienzos de 2020, Kast se declaró opositor al gobierno del centroderechista presidente Sebastián Piñera, porque el mandatario se abrió a la firma de un acuerdo político transversal que permitió llamar a un plebiscito que el año pasado aprobó cambiar la Constitución legada por el régimen militar (1973-1990).
Su malestar con Piñera aumentó cuando a mediados de año el actual mandatario reflotó un proyecto de ley para permitir el avance del matrimonio igualitario, que ya fue aprobado por el Senado y registra avances en la Cámara de Diputados.
Kast es, también, el único de los candidatos de este año que propuso mantener el sistema de pensiones privado instaurado en la dictadura, muy criticado en la opinión pública. Planteó la intervención de las Fuerzas Armadas en la región de La Araucanía, en el sur de Chile, agobiada por el conflicto con mapuches, y subir las penas de cárcel para los delitos comunes.
Admirador del presidente ultraderechista de Brasil, Jair Bolsonaro, lo visitó en 2018, poco antes de que fuera electo en segunda vuelta y le llevó de regalo una camiseta de la selección chilena de fútbol. Dice que no comparte algunas de sus políticas públicas, “pero para enfrentar la delincuencia y la corrupción, él sí marcó una línea clara”.
En el lado argentino, Kast celebró la irrupción en el Congreso de Javier Milei, diputado electo en la Ciudad de Buenos Aires por La Libertad Avanza.
Contra el aborto y los derechos LGBTIQ+: más polémicas de Kast
Kast, un adicto al agua mineral y a las redes sociales, debió explicar durante su campaña electoral algunas de sus controvertidas propuestas de gobierno, como la que pretende derogar la ley de aborto en tres causales, vigente hace cuatro años, y cavar una zanja en la frontera para impedir la llegada de inmigrantes.
“La zanja es para un control fronterizo”, explica, y dice que los inmigrantes indocumentados van a ser invitados a salir o sino, “en algún momento les vamos a poner transporte’', para que retornen a su país de origen.
Suele escuchar y sonreír mientras le formulan preguntas y sonríe a menudo. “Soy optimista y me gusta lo que hago”, cuenta. Públicamente no se altera nunca, porque “no hay preguntas difíciles, hay que contestar con transparencia... yo vibro con la política, con la cosa pública”, afirma.
Su programa, que entre otros temas destaca la seguridad, el orden, la paz y la familia, no contiene políticas explícitas de género o relacionadas con la comunidad LGBTIQ+ y propone fusionar con otro el Ministerio de la Mujer en un país donde el movimiento feminista es fuerte y poco más de la mitad de la población son mujeres.
”Respecto a la diversidad sexual, yo soy una persona respetuosa. Siempre he respetado la dignidad de las personas, por lo tanto, ningún tipo de discriminación es aceptable. Otra cosa es que yo no comparta la ley de matrimonio civil y la adopción por parejas homosexuales”, señala y sobre el aborto dice que “yo por convicción defiendo la vida”.
En la fase final de la campaña ha dicho que “los programas no son inmodificables, no están escritos en piedra” y que “si hay una frase que quedó mal redactada la podemos cambiar, pero veamos el conjunto”.
Entre sus planteamientos hay uno que dice que un presidente, durante un estado de excepción, pueda tener la facultad de “interceptar, abrir o registrar documentos y toda clase de comunicaciones y arrestar a las personas en sus propias moradas o en lugares que no sean cárceles”.
Pese a sus posturas, Kast declaró: “Yo no me siento de ultraderecha”. En cambio, se definió como “un candidato del sentido común”.