Más de 50 prisioneros de guerra ucranianos murieron en un bombardeo este viernes a un centro de detención preventiva en el territorio de Donetsk, controlado por Rusia en el este de Ucrania, según informó Denis Pushilin, jefe de la autoproclamada República Popular de Donetsk.
Pushilin señaló que el número de víctimas por el bombardeo aumentó a 53, frente a una cifra anterior de 40 que había sido informada por el Ministerio de Defensa de Rusia, informó la agencia de noticias rusa Interfax. El Ministerio también había señalado que 75 personas resultaron heridas en el ataque. Las acusaciones de Rusia, no obstante, han sido negadas por Kiev. La mayoría de los muertos habían sido capturados en la planta siderúrgica Azovstal en Mariúpol, que cayó en manos de Rusia tras un largo asedio, según un comunicado del Ministerio.
Rusia detalló en su nota de prensa que el ataque fue una “provocación sangrienta deliberada” destinada a intimidar a los militares ucranianos para que no se rindan. Indicó, a su vez, que ocho empleados de la prisión también resultaron heridos en el ataque. El Ministerio indicó que el ataque fue ejecutado con un misil lanzado desde sistemas de cohetes de artillería de alta movilidad de largo alcance (HIMARS) suministrados por Estados Unidos. Una gran cantidad de militares ucranianos se han rendido voluntariamente en los últimos días después de enterarse de la “actitud humana de Rusia hacia los prisioneros de guerra”, según el comunicado.
Anton Gerashchenko, asesor del Ministerio del Interior de Ucrania, negó la versión rusa, aunque no arrojó ninguna otra que explique la situación. “Todos los medios rusos están llenos de afirmaciones de que Ucrania hizo un ataque con cohetes en la prisión de Elenovka, cerca de Donetsk, donde estaban los prisioneros de guerra ucranianos, en su mayoría de Azovstal. Obviamente, el ejército ucraniano nunca dispararía ningún objeto como ese. Es completamente falso u otro horrible crimen ruso”, escribió en un tuit.