El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, recibió el martes una recepción entusiasta por parte de decenas de miles de personas reunidas en la capital en un mitin por el Día de la Independencia, dándole una muestra de apoyo al líder derechista enfrascado actualmente en una disputa con el máximo tribunal del país.
En un discurso inaudible para muchos en la multitud lejos de los altavoces, Bolsonaro arremetió contra el Supremo Tribunal Federal y dijo que la nación ya no puede aceptar lo que calificó como encarcelamientos políticos, una referencia a los arrestos ordenados por el juez Alexandre de Moraes.
Advirtió que la el STF podría “sufrir lo que no queremos’'. La multitud comenzó a gritar: ‘’íFuera Alexandre!’’. Su discurso siguió a un sobrevuelo en helicóptero, y quienes estaban abajo reaccionaron eufóricos. Aplaudieron y gritaron: ‘’íLeyenda!’’ y ‘’íAutorizo!’’, un lema entendido ampliamente como un aval general a sus métodos. Bolsonaro ha pedido al Senado que impugne a de Moraes, quien ha encarcelado a varios partidarios del presidente por supuestamente financiar, organizar o incitar a la violencia o difundir información falsa.
La participación masiva en mítines programados en todo el país reforzaría el objetivo del líder de derecha de demostrar que es fuerte políticamente, a pesar de su caída en los sondeos de popularidad, y recuperar impulso tras una serie de contratiempos.
Bolsonaro también busca apoyo en su disputa con el tribunal máximo. Algunos de los participantes del martes llevaban pancartas pidiendo una intervención militar para asegurar el control de Bolsonaro en el poder.
Los críticos temían que las manifestaciones derivaran en hechos de violencia. Algunos expresaron su preocupación de que Bolsonaro pueda estar preparando una versión tropical de los disturbios del 6 de enero en Washington, donde partidarios del entonces presidente Donald Trump irrumpieron violentamente en la sede del Congreso estadounidense, alegando que le robaron la victoria en las elecciones.
Al igual que Trump, Bolsonaro fue elegido con la promesa de perseguir a una clase política corrupta y arraigada. También ha dicho que podría rechazar los resultados de las elecciones de 2022 en caso de que pierda.
El lunes por la noche, los simpatizantes cruzaron las líneas policiales establecidas para bloquear vehículos y detener el acceso peatonal temprano al centro comercial de la capital. Por la mañana, decenas de camiones tocando sus bocinas estaban estacionados en la zona, donde se suponía que sólo se permitiría acceso a los peatones. A lo largo de la explanada reinaba un ambiente festivo, con bebidas frías y olor a carne a la brasa.
Regina Pontes, de 53 años, subió a un camión que avanzaba hacia las barreras policiales que impedían el acceso al Congreso y el Supremo Tribunal Federal. Dijo que el pueblo brasileño tenía todo el derecho a ingresar al área.”Sólo queremos estar en nuestra casa. No se puede cerrar la puerta y dejar fuera al dueño’', dijo a The Associated Press.
El gobierno de Bolsonaro se ha visto acosado por varias crisis. Los 580.000 muertos por coronavirus en el país es la segunda cifra más alto del mundo y la octava más alta per cápita. Una investigación del Congreso sobre la respuesta del gobierno a la pandemia ha generado denuncias de irregularidades. Un aumento de la inflación también ha pesado en los índices de aprobación de Bolsonaro.