Sequía en Chile: entre la sobreexplotación de reservas y los efectos del cambio climático

Desde 2007, Chile sufre una sequía extrema. En muchas regiones, el caudal de arroyos y ríos se redujo entre un 50 y más del 90 por ciento. Los embalses se secan y los animales mueren.

Sequía en Chile: entre la sobreexplotación de reservas y los efectos del cambio climático
Sequía histórica en Chile

En Chile, un país con 6.435 kilómetros de costa, las lluvias se han reducido debido a la histórica sequía, que ya dura más de una década. Las altas temperaturas han propiciado que la nieve en los Andes, en el pasado un importante reservorio de agua de deshielo para la primavera y el verano, ya no se compacta, sino que se derrite más rápido o se evapora antes.

Hasta hace veinte años, el embalse de Peñuelas, en el centro de Chile, era la principal fuente de agua de la ciudad de Valparaíso. Había agua suficiente para llenar 38.000 piscinas olímpicas. Hoy, solo se llenarían dos piscinas. Una enorme extensión de tierra seca y cuarteada, que hace tiempo fue el lecho del lago, está en la actualidad llena de esqueletos de peces; también hay animales desesperados buscando agua. Las bajas precipitaciones marcaron un récord histórico, dice José Luis Murillo, presidente ejecutivo de ESVAL, la empresa que abastece de agua a Valparaíso.

La sequía ha afectado la producción minera del mayor productor de cobre del mundo. Las disputas por el uso del agua para la extracción del litio y la agricultura impulsaron un plan de racionamiento de agua sin precedentes en Santiago. En ríos como el Mapocho, el caudal casi se ha secado.

La ganadería también se ha visto muy afectada por la sequía. El rendimiento de las cosechas de los pequeños agricultores es cada vez menor, y los animales mueren de sed. El turismo también decayó en el país y aporta menos dinero a la economía nacional. Las reservas de agua fueron explotadas por particulares e industrias durante décadas. El agua no es en Chile un derecho humano, sino una mercancía.

Generalmente, las tormentas invernales de baja presión del Pacífico suelen dejar lluvias sobre Chile, llenan de agua los embalses y de nieve a los Andes. Pero el calentamiento del mar frente a la costa chilena mantiene alejadas a las tormentas. Este efecto se ve amplificado por el aumento de la temperatura global de los océanos, mientras los pastores deben cabalgar cerca de los Andes para encontrar fuentes de agua.

La situación empeora año a año, a la vez que las empresas siguen contaminando y explotando los recursos del país trasandino.

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