Grandes mitos rodean la mansión Playboy. Ahora una ex secretaria y otra ex conejita confirmaron que el Hugh Hefner usaba drogas durante las fiestas para tener sexo.
“Hef fingió que no estaba involucrado en ningún uso de drogas duras en la mansión, pero eso era solo una mentira”, aseguró Sondra Theodore, una de las ex conejitas más conocidas de la década del ‘70.
Theodore habló en el nuevo documental de A&E y confesó los abusos del ex dueño de Playboy. Una vez bajo los efectos de las drogas, las conejitas eran incluidas en orgías y fiestas sexuales con el dueño de la mansión.
Según sus propias palabras, consumían la droga conocida como Quaaludes (metacualona). Este es un sedante que tiene efectos similares a los barbitúricos, muy popular entre los ‘60 y ‘70.
“Por lo general tomabas la mitad, porque si tomabas dos, te desmayabas. Los hombres sabían que podían hacer que las chicas hicieran casi cualquier cosa que quisieran si les daban un Quaaludes”, confesó.
“Nos daban narcóticos para abrir las piernas”, dijo sin eufemismos.
Un exasistente de Hefner, Loving Barrett, ratificó los dichos de Theodore: “(A esas pastillas) las llamábamos ‘abridores de piernas’. Ese era el objetivo de ellos. Eran un ‘mal necesario’, por así decirlo, para la fiesta”, sostuvo, sin ningún tapujo.
El dueño de Playboy, de hecho, le ordenaba a Barret que consiguiera recetas de estos medicamentos para cada reunión que había en la mansión.
Historia de Hugh Hefner
“La vida es muy corta para vivir el sueño de otro”, era la frase que funcionaba como una muletilla para el día a día de Hefner. Nació en Chicago en 1926. Fundó la revista Playboy en 1953 después de que los directivos de Esquire, donde trabajaba, le negaran un aumento. El imperio que formó creció como un espejo de la revolución sexual de la década del ‘60: las producciones fotográficas cada vez más subidas de tono que impuso se consumían como pan caliente.
En los ‘70, el empresario se convirtió en uno de los grandes organizadores de fiestas excéntricas y desaforadas regadas por el alcohol, las drogas y el sexo. Todas las estrellas habidas y por haber querían participar de los hedonistas divertimentos que diseñaba en su mansión ubicada en el Número 10236 de la calle Charing Cross de Holmby Hills, Los Ángeles, California. Una propiedad que el magnate compró en 1971 por 1,1 millones de dólares.
Actores, actrices, mediáticos, periodistas, políticos, deportistas, escritores, productores, directivos de canales y aspirantes a estrellas se mezclaban entre las paredes de la construcción de estilo neogótico pensada en 1920 por el arquitecto Arthur Rolland Kelly. “Tenías a todo Hollywood allí, era como vivir un mundo de fantasía”, comentó, en una entrevista con The Guardian, Victoria Silvstedt, la Playmate de 1997.
En 2012, Hefner habló con Vanity Fair sobre lo que significaba la casa para él. “Es el lugar al que todos quieren ir y estoy de acuerdo con ellos. Todo lo que quieres está aquí. Es como una mansión inglesa, pero está en medio de Los Ángeles. Y no tengo que salir por nada”, contó.