El alcalde de la ciudad de Uvalde en Texas, EE.UU., decidió demoler la escuela en la que se produjo la masacre perpetrada por un joven tirador y en la que murieron 19 niños y dos adultos en mayo pasado.
Así lo estableció Don McLaughlin, funcionario local, quien afirmó en una reunión del consejo en la mencionada ciudad que “Mi entendimiento, y tuve esta discusión con el superintendente del distrito escolar, es que la escuela será demolida. Nunca se le podrá pedir a un niño que regrese, o a un maestro que regrese a esa escuela nunca”.
Las declaraciones del alcalde fueron lanzadas en medio del creciente malestar social por la respuesta de la policía al tiroteo del 25 de mayo: ahora se sabe que los oficiales fuertemente armados esperaron durante 70 minutos después de llegar a la escuela para intervenir en el aula donde el tirador estaba resistiendo.
En el sitio de la tragedia se construirá una nueva escuela para los casi 600 estudiantes que actualmente cursan en la que se desenvolvió la masacre.
Las primeras medidas para frenar la violencia
La conmoción por la masacre en la escuela de Uvalde se unió a la indignación provocada por el asesinato de 10 personas en un supermercado de Nueva York, hecho vinculado a motivos raciales. Ambos tiroteos son los principales motivos para impulsar acciones tendientes a restringir el acceso a las armas de fuego.
El martes, los senadores estadounidenses anunciaron un acuerdo sobre un proyecto de ley de violencia armada que endurecería las verificaciones de antecedentes para los compradores de armas de fuego.
También desembolsaría dinero a los estados y comunidades destinados a mejorar la seguridad escolar y las iniciativas de salud mental, según detalló el portal 20minutos.