Loïk Le Priol, el principal sospechoso del crimen del exrugbier argentino Federico Martín Aramburú, es un exmiembro del cuerpo de élite de la Marina y una figura de la ultraderecha en Francia, reputado por su “violencia desenfrenada”.
El joven de 27 años fue detenido en la noche del martes al miércoles en Hungría, en la frontera con Ucrania, pocos días después de que supuestamente matara a tiros a Aramburú tras un altercado en un bar del céntrico barrio de París de Saint-Germain-des-Près.
Este militante del ultraderechista Grupo Unión Defensa (GUD) se formó en la escuela de la Marina francesa en Brest (extremo oeste) entre 2010 y 2011. Como miembro de las fuerzas especiales, participó en operaciones en Malí y Yibuti entre 2013 y 2015.
En julio de 2015, los médicos militares recomendaron su repatriación a Francia a raíz de un estado de estrés postraumático grave. Finalmente, acabó siendo expulsado por motivos disciplinarios, indicó la Marina francesa.
Loïk Le Priol ya había sido condenado a los 19 años por violencia. A los 23 años se le sentenció a cuatro meses de prisión con suspensión de pena por violencia deliberada en grupo y conducción bajo los efectos del alcohol, según la revista Marianne.
Actualmente está acusado, junto a cuatro antiguos miembros del GUD, de “violencia agravada” en 2015 contra un expresidente del grupúsculo de extrema derecha, nacido como sindicato de estudiantes en 1968 para luchar contra el izquierdismo en la universidad.
En octubre de 2015, Le Priol, el otro sospechoso de matar a Aramburú, Romain Bouvier, y otros tres miembros del GUD golpearon y humillaron violentamente al exdirigente del sindicato, obligándolo a golpes a desnudarse.
Los cinco presuntos agresores, algunos reincidentes, deberán comparecer el 1 de junio ante un tribunal penal por estos hechos y se enfrentan a una pena de hasta 10 años de prisión.
En 2016, Le Priol lanzó la marca de ropa “Babtou Solide”, un juego de palabras con el nombre dado en África a los europeos blancos (“toubab”). Famosos youtubers de la escena identitaria francesa como Baptiste Marchais y Julien Rochedy posaron con sus camisetas.
Este último se refirió en Twitter al principal sospechoso como “un amigo” al que ya no veía casi nunca y con el que solía salir a veces entre 2012 y 2014.
”Todos los que conocían a Loïk pensaban que se había calmado. Siempre había estado chiflado. Un psiquiatra del ejército lo seguía, pero la última vez que lo vi en París tenía novia, planes, parecía tranquilo”, escribe Rochedy.
Para Jean-Yves Camus, especialista de la extrema derecha, “lo extraordinario del caso de Le Priol es que durante mucho tiempo fue conocido como un individuo de violencia desenfrenada”.
”En este caso, la culpa es más del individuo que del grupo (GUD). Le Priol tenía fama de ser particularmente incontrolable, incluso con sus propios compañeros”, agrega a la AFP el politólogo.
”¿Por qué el ejército toleró la entrada en sus filas de alguien claramente inestable? Alguien tan propenso a la violencia no tiene cabida en una unidad de élite del ejército francés (...) Hay una falla”, subraya.