Más de 40 migrantes que buscaban llegar a Europa, entre ellos un bebé de pocos meses, murieron a raíz del naufragio de su embarcación frente a las costas del sur de Italia, informaron hoy autoridades.
La Guardia Costera italiana dijo en un comunicado que 80 personas fueron rescatadas con vida, algunas de las cuales lograron alcanzar la orilla, y que se hallaron 43 cadáveres tras el naufragio, ocurrido en la región de Calabria, cerca de la ciudad de Crotone.
”Decenas y decenas de muertos ahogados, incluidos niños, muchos desaparecidos. Calabria está en duelo por esta terrible tragedia”, lamentó en un comunicado Roberto Occhiuto, presidente de Calabria.
Según los rescatistas, la embarcación transportaba unas 120 personas por el mar Mediterráneo y chocó contra unas rocas a algunos metros de la orilla. Los bomberos, sin embargo, señalaron que había “más de 200 personas” a bordo.
La embarcación de migrantes, con exceso de peso, se partió en dos al chocar con una gran ola, informó la agencia de noticias italiana AGI citando a rescatistas.
Entre las víctimas figuran “un recién nacido de algunos meses”, agregó, citando a un bombero que participó en las tareas de rescate.
La jefa de gobierno, la primera ministra Giorgia Meloni, expresó su “profundo dolor” en un comunicado y manifestó que era “criminal mandar a la mar a una embarcación de apenas 20 metros con 200 personas a bordo y con un mal pronóstico del tiempo”.
“El gobierno está comprometido a impedir las salidas y este tipo de tragedias y seguirá haciéndolo al exigir antes de todo la mayor colaboración de los Estados de salida y de origen”, aseguró.
Este nuevo naufragio tiene lugar apenas días después de la adopción en el Parlamento italiano de una ley sobre el rescate de migrantes impulsadas por el Gobierno de Meloni, formado por partidos de derecha y extrema derecha.
Esta nueva ley que obliga a los barcos humanitarios a efectuar un solo rescate por salida al mar, lo que según los críticos aumenta el riesgo de muertes en el Mediterráneo central, considerado como la travesía más peligrosa del mundo para los migrantes.
Además, las embarcaciones humanitarias ya no podrán deambular por el Mediterráneo llenas de personas en búsqueda de naufragios, sino que deberán avisar a las autoridades italianas luego de cada rescate que efectúen, al tiempo que deberán dirigirse de inmediato al puerto asignado para hacer descender a las personas rescatadas.
Asimismo, la normativa contempla multas de hasta 50.000 euros para quienes prestan asistencia humanitaria, algo que Naciones Unidas calificó de “preocupante”.
Meloni, líder del partido Hermanos de Italia (FDI), quien llegó al poder en octubre en una coalición, había prometido reducir la inmigración llegada a Italia.
La situación geográfica de Italia la convierte en un destino de elección para los demandantes de asilo que pasan del norte de África a Europa.
Para el ministro italiano de Interior, Matteo Piantedosi, esta “tragedia (...) demuestra cómo es absolutamente necesario luchar firmemente contra las redes de inmigración clandestina”.
Roma se queja desde hace años del número de llegadas a su territorio, del hecho de que tenga que absorber a los migrantes sin colaboración del resto de los países de la Unión Europea (UE).
Según el Ministerio del Interior, cerca de 14.000 migrantes llegaron a Italia desde principios de año, frente a los 5.200 del mismo periodo el año pasado y 4.200 de 2021.
Aunque las ONGs tan solo rescatan a un pequeño porcentaje de ellos -la mayoría son interceptados por la guardia costera o por embarcaciones de la armada-, el Gobierno las acusa de estimular las llegadas y de alentar a los traficantes con su labor.
“Las personas en el mar deben ser salvadas, sea cual sea el coste, sin penalizar a quienes las ayudan”, reaccionó el domingo en Twitter Carlo Calenda, exministro y líder del partido centrista Azione.