El Congreso de Estados Unido inaugura este mes de enero una nueva legislatura de dos años con una nueva orientación política, pero los primeros debates y votaciones dejan una incógnita por delante, ya que los republicanos deberán ponerse de acuerdo con frecuencia luego de 15 intentos fallidos de elegir a quien los presida.
El desacuerdo quedó a la vista de todos en la primera sesión de este año en la Cámara de Representantes, donde los republicanos tienen ahora la mayoría: el candidato natural del partido tuvo que luchar varios días hasta conseguir los votos suficientes para ser nombrado presidente de la Cámara.
En el hemiciclo se votó quince veces hasta obtener la mayoría necesaria. Al principio, el aspirante republicano a presidir la cámara, Kevin McCarthy, obtuvo menos votos que el futuro líder de la oposición, porque el Partido Demócrata votó de manera unánime por su candidato, mientras que 19 republicanos expresaron su rebeldía con la dirección del partido y votaron por candidatos con escaso apoyo.
Es algo que les deja en situación precaria, pues les faltaron nada menos que 20 votos para conseguir la mayoría de 218 votos, a pesar de que hay 222 republicanos. Y esto fue en el primer día, porque en las siguientes votaciones aún tuvo menos apoyo. Una situación semejante no se había dado en un siglo, cuando la mayoría republicana de entonces tampoco votó de forma suficiente en favor de su candidato.
Tan solo después de cuatro días de negociaciones para componer el recuento, consiguió el mínimo necesario. No convenció a todos los que se le oponían, pero sí consiguió que dieran un voto nulo y, con ello, McCarthy pudo reducir el número de votos válidos de forma que la mayoría absoluta se rebajó y así pudo ganar.
Las consecuencias de continuar en la puja por la presidencia eran graves: mientras el Congreso no tuviera un líder, no pueden prestar juramento los diputados, de forma que los legisladores no pueden ejercer sus funciones y ni siquiera cobrar sus sueldos. La situación era tal que uno de estos rebeldes republicanos declaró que prefería tener un líder de la oposición demócrata a cargo de la Cámara de Representantes, que a un republicano demasiado tibio.
De cara a las próximas elecciones presidenciales y teniendo en cuenta este antecedente, con el comienzo de las campañas de ambos partidos se podrá evaluar si estas aparentes fracturas internas le dan ventaja a los demócratas o si, por el contrario, resultan en una extraña estrategia que le dé el poder nuevamente a los republicanos. De momento, Kevin McCarthy es ahora quien ocupa el tercer puesto de relevancia en el poder del gobierno estadounidense.