El presidente de la autoproclamada república de Nagorno Karabaj, Samvel Shajramanián, decretó este jueves la disolución de la entidad separatista en territorio de Azerbaiyán.
“Todos los órganos estatales y las organización dependientes de ellos deben disolverse antes del 1 de enero de 2024, y la república de Nagorno Karabaj (Artsaj) deja de existir”, señala el decreto recogido por medios armenios.
El documento firmado por Shajramanián señala que los habitantes de Nagorno Karabaj, incluidos los que se encuentran fuera de su territorio, deben tomar nota de las condiciones presentadas por Azerbaiyán para la reintegración para luego “decidir individualmente” si permanecen en Nagorno Karabaj o regresan a él.
La disolución de la autoproclamada república de Nagorno Karabaj, que hasta ahora no había sido reconocida ni siquiera por Armenia, fue una de las condiciones impuestas por Azerbaiyán para detener la operación militar que lanzó el pasado día 19 contra el enclave y que concluyó al día siguiente con la capitulación de los karabajíes.
Representantes del Gobierno azerbaiyano y de los armenios de Karabaj han mantenido desde entonces dos reuniones para abordar la reintegración ese territorio en Azerbaiyán. La capitulación de la república de Nagorno Karabaj ha provocado el éxodo de karabajíes hacia Armenia. Más de la mitad de la población del enclave, estimada en unos 120.000 mil habitantes, ha abandonado desde el domingo sus hogares y se ha trasladado a Armenia.
Según el Ejecutivo armenio, la mayoría de los desplazados tienen vivienda en Armenia o familiares que les acogen. El resto son instalados en albergues, hoteles, centros de acogida y otros edificios en la ciudad de Goris, que se encuentra cerca de la frontera con Azerbaiyán.
La huida de los armenios de Karabaj continúa pese a que el presidente Azerbaiyán, Ilham Alíev, prometió respetar los derechos de las población del enclave. Por su parte, el primer ministro armenio, Nikol Pashinián, ha denunciado que tiene lugar una “limpieza étnica” del territorio, que ha sido foco de enfrentamientos armados durante los últimos 30 años, luego de la caída de la URSS por el control del enclave montañoso.