Liz Truss, que asumió ayer el cargo como primera ministra británica, planea congelar las facturas de la energía durante un periodo de 18 meses y permitirá que las empresas que suministran gas y electricidad puedan obtener préstamos del Gobierno para subsidiar estas facturas, según adelantó ayer la cadena BBC.
El precio máximo de la energía que las compañías del sector podrán cobrar a los hogares del Reino Unido a partir del 1 de octubre fue fijado en 3.549 libras (4.202 euros) al año, lo que supone un alza del 80%, según anunció el pasado 26 de agosto el regulador energético británico, Ofgem. Ante la gravedad de la situación, Truss tiene previsto anunciar este jueves su nuevo plan para ayudar a las familias británicas, según pudo saber la emisora pública británica.
Sus planes de reducción de impuestos, que costarían al gobierno más de 30.000 millones de libras esterlinas, incluyen una propuesta para reducir los gravámenes ecológicos en las facturas de energía, que están diseñados para financiar proyectos de energía renovable. También quiere eliminar un aumento planificado en el impuesto a grandes empresas y revertir otros aumentos de impuestos planificados, incluido un impuesto sobre la nómina salarial. Dice que revelará esos planes en un “presupuesto de emergencia”, que anunciará antes de finales de septiembre.
Respecto del Brexit y las consecuencias que sufren los británicos desde hace dos años, en 2016, Truss abogó por un voto de permanencia. Pero ahora dice estar convencida de que el “brexit” es positivo para el país, a pesar de la evidente respuesta negativa que ha tenido para el país.
Un área en la que sus políticas de la UE posteriores al “brexit” se centrarán de inmediato como primera ministra es el Protocolo de Irlanda del Norte. En su cargo anterior como ministra de Relaciones Exteriores del Reino Unido, Truss fue una de las fuerzas impulsoras detrás del muy controvertido proyecto de ley del Protocolo de Irlanda del Norte, una ley nacional que haría que Gran Bretaña invalidara el Protocolo acordado con la UE, algo que sería una violación del derecho internacional.
Truss se mantiene firmemente a favor de ese proyecto de ley y ha insinuado que también podría desencadenar lo que se conoce como el Artículo 16, una parte del acuerdo del “brexit” entre la UE y el Reino Unido que permite a las partes retirarse de las disposiciones del protocolo.