Una historia insólita ocurrió en Italia, que sorprendió a todos los amantes de la pintura. Una familia residente en la isla de Capri descubrió que el cuadro que tenían colgado en su sala de estar desde los años 60 es una auténtica obra de Pablo Picasso, uno de los más representativos del cubismo.
La revelación se produjo tras décadas de especulaciones y la intervención de una grafóloga que confirmó que la firma en la pintura pertenecía al renombrado artista español. El cuadro es un retrato de Dora Maar, la musa y amante del pintor, creado entre los años 1930 y 1936.
Todo comenzó en 1962, un marchante de objetos encontró la pintura en un sótano entre escombros y decidió llevarla a casa. “Llegó con esa tela enrollada y sucia y no me gustó nada, pero la lavé con agua y jabón y la colgué en el salón”, relató la esposa.
Desde entonces, estuvo colgado por medio siglo en el comedor de su casa, y aunque el cuadro incluye una firma que dice “Picasso”, la pareja lo tuvo sin ser consciente del valor que la obra podía tener.
Cómo descubrieron que se trataba de un “Picasso”
Sin embargo, no fue hasta décadas después que el hijo de la pareja intentó dar con más detalles sobre la autoría del cuadro, después de comparar la obra con una imagen de una enciclopedia. “Se lo enseñé a mi maestro y le dije que tenía uno parecido en casa. No me creyó”, comentó. Desde ahí, comenzó a sospechar que podía tratarse de un Picasso.
Tras varios análisis de la firma y el cuadro en cuestión, la grafóloga Cinzia Altieri llegó a la conclusión de lo que se especulaba. La firma de Picasso “es autógrafa y atribuible a la mano del maestro, mientras no haya pruebas que demuestren su carácter apócrifo”, dijo la experta.
Según el diario Il Giorno, en caso de estar al frente de una obra de Pablo Picasso, el valor económico del cuadro podría llegar a los 13 millones de dólares. El original se encuentra en una caja fuerte en la capital italiana, mientras que la familia espera que la Fundación Picasso lo incluya en su catálogo final.