Según un informe publicado este lunes por la ONG Save The Children, los niños ucranianos se han visto obligados a esconderse bajo tierra un promedio de 920 horas debido a la invasión de Rusia en el país europeo. Los menores han llegado a pasar casi diez horas seguidas ocultos en los refugios junto a sus familias.
Esa cantidad de horas equivale a 38,3 días, de acuerdo con el informe “A Heavy Toll” (“Un costo alto”), basado en testimonios de niños ucranianos y sus familiares.
Según datos oficiales citados por la organización con base en Londres, el año pasado sonaron en Ucrania 16.207 sirenas antiaéreas -aquellas que advierten sobre amenaza de un ataque con misiles o bombardeos y llaman a refugiarse- con una duración media de una hora.
El informe describe los graves peligros a los que se enfrentan los niños cada día en Ucrania y destaca la angustia psicológica de haber sido testigos de la violencia, la separación de la familia y los amigos, el desplazamiento y la falta de acceso a la educación.
De acuerdo con el documento, las familias y los niños suelen pasar hasta ocho horas seguidas en refugios bajo tierra.
A lo largo de la línea del frente, en el sudeste de Ucrania, los bombardeos rara vez cesan y por eso, las familias se vieron obligadas a abandonar sus hogares para vivir en refugios “sin comodidades básicas como electricidad, agua y calefacción”.
“Todos llorábamos, estábamos muertos de miedo”, dijo Sophia -nombre ficticio para proteger la identidad de los menores-, de 16 años, al recordar cómo se despertó con las explosiones y las sirenas el último 24 de febrero en Kharkiv, ciudad del noreste ucraniano.
“Si suena una sirena antiaérea, los alumnos mayores -de 9º a 11º- nos vamos a la municipalidad del pueblo; alí habilitaron un búnker”, agregó.
Disponer de un búnker equipado y totalmente amueblado no es algo con lo que todo el mundo cuente, y muchos siguen refugiándose en sótanos.
La directora de Save the Children en Ucrania, Sonia Khush, afirmó: “Muchos niños fueron testigos de la destrucción de sus hogares y escuelas y de la muerte de sus seres queridos por bombardeos y misiles interminables. Y ahora que la guerra entra en su segundo año, los niños siguen siendo testigos de nuevas oleadas de violencia.”
“Los niños no empezaron esta guerra, pero están pagando el precio más alto. Sin embargo, lo que siempre me sorprende es la capacidad de resistencia”, agregó.
El estrés de la vida cotidiana bajo los bombardeos está dejando secuelas en la salud mental de niños y adultos.
Según la Organización Mundial de la Salud, una de cada cinco personas que sufren un conflicto corre un alto riesgo de padecer algún tipo de trastorno psicológico, y los síntomas se agravan a medida que se prolongan las hostilidades.
En el año transcurrido desde febrero de 2022, la ONU verificó al menos 18.657 víctimas civiles: 7.110 muertos y 11.547 heridos.
Es probable que las cifras reales sean mayores.
En Ucrania, los más afectados son los niños del país, ya que en promedio más de cuatro de ellos mueren o resultan heridos al día, y se supone que esta cifra está subestimada, según la ONU.
Save the Children sostuvo que “siguen apareciendo informes de violencia sexual, asesinatos, torturas y otros tratos degradantes a niños, con muy poco respeto por el Derecho Internacional Humanitario y el Derecho Internacional de los Derechos Humanos”.
Al menos 17,7 millones de personas, entre ellas 4,1 millones de niños, necesitan ayuda humanitaria, cerca del 45% de la población ucraniana anterior al 24 de febrero, y desencadenaron una ola de desplazamientos sin precedentes tanto dentro de Ucrania como a otros países de Europa.
En enero de 2023, 6,2 millones de ucranianos seguirán desplazados internamente, y unos ocho millones serán refugiados en países vecinos y otros países.