Las tropas rusas se retiraron de los alrededores de Kiev por lo que muchas familias comenzaron a volver a sus hogares. Pero una de ellas se llevó una sorpresa cuando ingresó. Los rusos habían dejado una bomba en el piano de una de las menores.
El hecho ocurrió en la localidad de Bucha, cerca de la capital del país y donde en las últimas semanas fueron halladas varias fosas comunes con cientos de cuerpos.
El sábado pasado, Tatiana Monko regresaba a su hogar después de estar varios días, obligada, en un refugio. No solo que el hogar estaba en ruinas sino que descubrieron algo que horrorizó a toda la familia.
Las explosiones destrozaron las ventanas de su departamento, y además casi todas sus pertenencias fueron destruidas por los soldados invasores que vivieron ahí mientras ocuparon la ciudad.
“Rompieron la puerta de nuestro departamento, todo quedó desparramado, muchas cosas fueron dañadas y saqueadas”, dijo la mujer.
Sin embargo, la dueña de casa notó que las decenas de medallas y trofeos que la nena ganó en disciplinas como piano, teatro, canto y ajedrez en los últimos años, y que estaban cuidadosamente acomodadas encima del instrumento, habían sido movidas y colocadas en forma incorrecta, según publica Vice.
Además, Monko comenzó a verificar que todo estuviera en orden y descubrió que cinco de las teclas no se movían y de inmediato alertó a un grupo de especialistas del ejército ucraniano.
“Mientras limpiaban el piano, esperábamos fuera del departamento. Y cuando los especialistas abandonaron el lugar, revelaron que se había colocado una granada en el piano de los niños”.
Los investigadores identificaron la munición como una granada VOG-25P, que es utilizada por las Fuerzas Armadas a las órdenes de Vladimir Putin.
Desde que inició la invasión rusa, ya hubo numerosos informes sobre el descubrimiento de minas y trampas explosivas en Bucha y otras ciudades, incluidas granadas dejadas en lavarropas.
“No pude dormir tranquila durante varios días y no entiendo cómo pudieron poner explosivos en el piano de un niño”, enfatizó Monko. En este sentido, agregó: “Después de todo, la esquina donde se coloca el piano está dispuesta de manera que queda inmediatamente claro que un niño está tocando en él”.
Por último, la mujer advirtió que “Darinka tiene un hermano menor, de 6 años, la quiere mucho y siempre está con ella al piano. Da miedo incluso pensar en el dolor irreparable que los rusos habían preparado para nuestra familia”.