Lo que comenzó como un momento de algarabía y regocijo familiar termino en una tragedia en una iglesia ortodoxa en la ciudad de Suceava, Rumania. El bebe estaba en plena ceremonia con la familia y el cura y murió.
El suceso ocurrió el pasado lunes 1 de febrero, en la ciudad de Suceava, en Rumania, y la Iglesia Ortodoxa, que fue la que realizó la ceremonia, está en el centro de la polémica.
Como parte del culto religioso, este tipo de Iglesias bautiza a los niños sumergiéndolos tres veces seguidas en agua bendita. Como es de manera regular y siguiendo la tradición, un sacerdote de Suceava procedió a bautizar al menor, de apenas 6 semanas de vida.
El problema fue que las cosas no salieron como se esperaban: el bebé sufrió un paro cardiorrespiratorio en plena ceremonia, por lo que tuvo que ser trasladado de urgencias a un hospital. Al llegar al centro médico, el recién nacido ya había fallecido.
La autopsia encontró que el niño tenía líquido en sus pulmones.
La iglesia Ortodoxa, en el ojo de las críticas
Una vez transcendió la muerte, la polémica se centró en la forma en la que se lleva a cabo el bautizo en la Iglesia Ortodoxa. Inmediatamente, se hizo una petición en redes sociales que pide cambiar que los bebés sean sumergidos en agua.
“La muerte de un recién nacido por esta práctica es una gran tragedia. Este riesgo debe descartarse para que triunfe el gozo del bautismo”, se puede leer en la petición, que ha sido firmada por más de 56.000 personas.
Paul Palencsar, teólogo y sacerdote, le dijo al medio de comunicación “Radio Free Europe/Radio Liberty” que la ceremonia del bautismo data del siglo I y que no sabe si esto represente “las realidades contemporáneas” dijo el sacerdote.
“Antes, quienes eran bautizados eran los adultos. Ahora, son recién nacidos frágiles y una sola fracción de segundo de desatención es suficiente para que el desenlace sea trágico”, comentó el teólogo.
Además, agregó que la Iglesia Ortodoxa ha dictado nuevos protocolos para bautizar, “pero que no todos los sacerdotes los cumplen”, sobre todo los más apegados a las tradiciones.
En esa misma línea, Vasile Banescu, portavoz de la Iglesia, comentó que los sacerdotes pueden solo “verter un poco de agua en los bautizados”.
“No hay palabra ni obra para calmar el corazón de padres y familiares, pero estamos con ellos en este momento difícil y oramos para que los fortalezca, consuele y sane”, sostuvo.
Las autoridades judiciales, por su parte, abrieron una indagación por homicidio involuntario. El diario de Inglaterra “The Guardian” informó que a la Iglesia Ortodoxa pertenecen más del 80% de los rumanos y que la institución es una de las que mejor imagen tiene en el país.