El polémico físico y astrónomo israelí Avi Loeb aseguró haber hallado restos de alienígenas en el fondo del Océano Pacifico. Semejante aseveración es tomada con mucha prudencia ya que Loeb es conocido por afirmar que el universo fue creado en un laboratorio y que hay una nave espacial detectada por telescopios que surca el Sistema Solar.
Sus recientes palabras tienen anclaje en aseveraciones previas del propio científico: el israelí sostenía que en el año 2014 un objeto misterioso se había estrellado en el Océano Pacífico frente a la costa de Papúa Nueva Guinea. Motivado por estas ideas, el especialista se lanzó a la búsqueda de pruebas que apuntalen sus aseveraciones y, ahora, sostiene que las encontró.
Junto a un equipo de científicos, Loeb dirigió una expedición para recuperar fragmentos del meteorito con la esperanza de arrojar luz sobre su origen y su posible conexión con vida extraterrestre.
Según lo detalló Infobae, el equipo de Loeb peinó meticulosamente el fondo del océano durante dos semanas utilizando tecnología e instrumentos avanzados. Finalmente recuperó más de 700 esferas metálicas durante su expedición, las que contienen presuntamente contienen la clave para descubrir los secretos de los viajes interestelares. Mediante un análisis detallado, Loeb y sus colegas intentaron determinar si estos fragmentos se originaron más allá de nuestro Sistema Solar.
Los primeros análisis de los fragmentos recuperados revelaron composiciones que desafiaron las expectativas convencionales. Las esferas metálicas mostraban “abundancias extremadamente altas” de elementos que no se encuentran en aleaciones terrestres ni en meteoritos naturales dentro de nuestro Sistema Solar, sostuvo el mismo portal.
Expectativas por el estudio
El estudio, que todavía no fue revisado por otros científicos, afirma que los fragmentos -conocidos como esférulas- parecían estar anidados. Esto sugiere que las gotas líquidas engulleron a las más pequeñas que se solidificaron antes. Además, Loeb explicó que los patrones no coinciden con las aleaciones que se encuentran en nuestro planeta, la luna, Marte u otros meteoritos naturales en el Sistema Solar.
“El patrón de abundancia de BeLaU encontrado en las esférulas del objeto clasificado como IM1 podría haberse originado a partir de un océano de magma planetario altamente diferenciado”, detalla el estudio y agregó que los patrones de elementos difieren de los cuerpos de nuestro Sistema Solar, incluida la corteza continental superior de la Tierra.
El descubrimiento de Avi Loeb de fragmentos de meteoritos interestelares tiene profundas implicaciones para nuestra comprensión del universo. Si se confirman, estos hallazgos marcarían la primera vez que los humanos entrarían en contacto con materiales de un objeto procedente de fuera de nuestro Sistema Solar. Las implicaciones se extienden más allá del ámbito de la astrofísica y tocan cuestiones de vida extraterrestre y las posibilidades de civilizaciones avanzadas más allá de la nuestra.