Un nuevo acto vandálico ha sacudido al mundo del arte. El pasado viernes, en el Palazzo Fava de Bolonia, una obra del reconocido artista disidente chino Ai Weiwei fue destruida por un hombre de 57 años, identificado como Vaclav Pisvejc. El sujeto, conocido por sus antecedentes de ataques a obras de arte, derribó la escultura Cubo de porcelana, pieza clave de la exhibición “¿Quién soy yo?” del artista.
Las cámaras de seguridad del museo captaron el momento exacto en que Pisvejc empuja la escultura hasta destruirla. Tras el ataque, el hombre sostuvo un fragmento de la obra sobre su cabeza, hasta que los guardias de seguridad intervinieron. El agresor fue arrestado en el acto y se confirmó que se trata de un “destructor serial” de arte, con un historial de incidentes similares en exposiciones en Florencia.
Ai Weiwei, al enterarse del incidente, expresó su indignación: “Este acto es un reflejo de la creciente violencia y división en la sociedad. Destruir una obra de arte en un espacio público es completamente inaceptable”. El artista relató que, en un primer momento, pensó que el estruendo era producto de un ataque terrorista, debido a la intensidad del sonido.
El agresor ya había intentado interactuar con Ai Weiwei dos días antes, entregándole varias notas sobre el libro 1000 años de alegrías y penas del propio artista, pero fue ignorado. Según Ai, “me pareció una petición extraña, y no quise relacionarme con él”. Sin embargo, el hombre continuó rondando el lugar hasta ejecutar su violento ataque.
Cubo de porcelana, realizada en 2009, es una obra que explora la tensión entre la tradición y la innovación, utilizando técnicas tradicionales chinas. La escultura, compuesta por tubos de porcelana pintados de azul y blanco, será reemplazada por una impresión de tamaño real de la obra original.
El curador de la exhibición, Arturo Galansino, expresó su malestar ante lo ocurrido y describió al atacante como una persona conocida en el circuito artístico por sus comportamientos perturbadores. Galansino recordó que Pisvejc ya había protagonizado otros episodios similares, como cuando escaló desnudo la estatua de Hércules y Caco en Florencia o prendió fuego a un sudario que cubría una copia del David de Miguel Ángel.
Este último acto vandálico ha generado gran impacto, especialmente porque muchas de las obras de Ai Weiwei en la exposición reflexionan sobre la destrucción. Una de las piezas, Izquierda/derecha material de estudio, presenta fragmentos de una cama de porcelana rota en alusión a la destrucción del estudio del artista por las autoridades chinas en 2018. Asimismo, su famosa obra Tirando al suelo una urna de la dinastía Han simboliza la destrucción deliberada del pasado en China.
El acto de Pisvejc, sin embargo, no fue interpretado como parte de esta narrativa artística. Galansino enfatizó que “el vandalismo contra la obra de Ai no tiene nada que ver con las temáticas que explora el artista. Se trata de un acto violento, imprudente y sin sentido llevado a cabo por un alborotador habitual”.
Este incidente añade Cubo de porcelana a la extensa lista de obras de arte destruidas por diversas razones, desde actos deliberados por regímenes autoritarios hasta el vandalismo de individuos perturbados. La exhibición de Ai Weiwei continuará abierta hasta mayo de 2025, con un vacío en el lugar que ocupaba esta importante pieza.
