Gerardo Valvecchia es un reconocido cirujano oftalmológico argentino especializado en cataratas, alta miopía y trasplante de córnea. Hace un tiempo conoció a Elena Barraquer Compte, la cual creó una Fundación para llevar adelante expediciones en África y operar a aquellos pacientes que lo necesiten. Inmediatamente quiso formar parte de su comisión humanitaria, y de hecho no tardaron en aceptarlo.
Por su parte Barraquer Compte, también es una prestigiosa oftalmóloga española especializada en cirugía de catarata y trasplante de córnea. En 2012, obtuvo la Medalla de Honor de Barcelona y, en 2018, el premio Queen Sophia Spanish Institute en su categoría de Premios a la excelencia. En 2017, creó la Fundación, de la cual Valvecchia ahora es parte.
La particularidad es que para las tareas humanitarias de este año, se sumó el apoyo de la Fundación de Leo Messi para solventar todas las cirugías pediátricas, detalla TN.
Valvecchia también participa de campañas en el país
En nuestro país, Gerardo es jefe de cirugía del Centro Oftalmológico Municipal San Camilo en Berazategui y es director asociado del Centro de Ojos Quilmes. También participa de campañas solidarias en diversas provincias de la Argentina. La última experiencia fue en Salta y la próxima será a fines de marzo en Buenos Aires, donde recibirán pacientes de todo el país.
Cataratas oculares: el mal de los países en desarrollo
En los países en vías de desarrollo, 4 de cada 5 personas que son ciegas podrían no serlo. Las cataratas son la causa principal de ceguera en el mundo.
“Es una pena, por no decir una vergüenza, que haya 25 millones de personas ciegas en el mundo por una catarata que les podríamos quitar y resolver su problema”, explica la oftalmóloga española Elena Barraquer.
“Me motiva llevarle la medicina al paciente, en lugar que venga donde yo estoy. Siempre quise hacerlo en mi país y a veces es más fácil ir a hacerlo a África que en la Argentina”, plantea Valvecchia que el 15 de enero de 2022, participó de la cirugía número 1062 en Senegal, África. Todas se hicieron en el transcurso de cinco días.
Una jornada se usa para armar los quirófanos y otra para desmontarlos así que la misión duró en total una semana. Los costos de la estadía corrieron por cuenta de cada médico, donde además llevaron todo su instrumental.
“Cargamos más de 80 bolsos porque hay que llevar desde las gasas hasta las agujas, los sueros que usamos, los lentes... no puede faltar nada porque habitualmente cuando llegamos a África contamos solo con el espacio físico”, relata el experto que cada año también encabeza Faco Extrema, un encuentro de oftalmólogos de todo el mundo que muestran en vivo cirugías oculares “en ojos muy dificultosos”.
La vocación de Valvecchia no tiene límites y estimula a sus colegas, alumnos y auxiliares en esta iniciativa de devolver la visión a las personas más humildes. Así que viajaron con él otros dos oftalmólogos: Manuela Masseroni y Leonardo Ferlini. También las instrumentadoras quirúrgicas Andrea Corbeira, Susana Braverboin y el técnico en anestesia Carlos Aguiar. El equipo en total estaba integrado por 31 personas, entre los que había especialistas de España, Venezuela, Italia y Sudáfrica.
Visión Humanitaria
- ¿Conocés a Messi?, le preguntó Gerardo Valvecchia a su paciente de ocho años que estaba a punto de ser operado de cataratas de nacimiento.
- Sí, le contesta el niño.
- Bueno, él te está escuchando, lo sorprendió el cirujano que luego lo operó de un ojo y, al otro día, del otro.
“Es muy triste ver cómo viven, en un rincón de la casa porque al no ver no pueden movilizarse fácilmente. Nos fuimos dejando a este chico con la vista recuperada. Se cambia la vida de una persona en pocos minutos”, resume entusiasmado.
Las cataratas se curan con una simple cirugía, si no se soluciona a una corta edad dejan secuelas para toda la vida. “Las cataratas son como una lupa dentro del ojo y la idea es sacar todo lo que está opaco para poner una nueva lente”, detalla el cirujano.
“En cada viaje suceden cosas fuertes. Uno de los pacientes contó que era carpintero y que había vendido todas sus herramientas. Devolverle la vista significó para él devolverle su capacidad de trabajo. Era un hombre joven, de unos cincuenta años, con cataratas en ambos ojos, prácticamente ciego”, describe. “Las cirugías en los chicos claro que movilizan aún más porque vos pensás en tus hijos”, reflexiona.
Valvecchia descansa esta semana con su familia, pero no deja de pensar en la iniciativa que va a concretar en marzo de forma local. En Buenos Aires, en Salta o en África, es un médico que no puede quedarse quieto sabiendo que, con lo que sabe hacer, puede devolver la vista a personas que sin recursos sufren de ceguera evitable. “Es parte de mi vida, lo voy a hacer siempre. Hay que devolver algo de lo que uno recibe”.