Al menos 11 son las personas fallecidas debido a una gran tormenta de nieve y hielo que afecta a gran parte de Estados Unidos, y genera grandes contratiempos a más de 200 millones de habitantes. Además, el fenómeno ha dejado sin energía eléctrica a casi cinco millones de familias, muchas de ellas ya sin combustible para la calefacción.
Para los estados del sur, como Texas, Tennessee, Alabama y Mississippi, se trata de un invierno que en muchos aspectos no tiene precedentes, ya que las temperaturas han llegado a niveles nunca antes registrados.
En el caso de Dallas, se registró el récord de 19 grados bajo cero, pero marcas de menos 10 grados afectaron a ciudades como Houston y San Antonio.
La situación del norte, por su parte, registra un frío más ártico con menos 30 grados en diversas localidades de Arkansas y menos 35 grados en las áreas metropolitanas de Nebraska.
Y cómo si la brutal nevada no fuera suficiente, en Carolina del Norte, un tornado provocó la muerte de al menos tres personas en el condado de Brunswick.
La situación que han generado los feroces vientos, impone un panorama catastrófico al haber destruido varias casas, arrancándolas desde sus cimientos, y partiendo árboles por la mitad.
“Se estima que al menos 50 viviendas se vieron afectadas en el incidente y varias líneas eléctricas resultaron dañadas, provocando cortes de luz”, afirmaron los servicios de emergencia del condado en un comunicado, según consignó por la agencia de noticias AFP.
En una rueda de prensa, el sheriff de Brunswick, John Ingram, se mostró sorprendido y afirmó: “Es algo que nunca antes había visto. Mucha destrucción”, y agregó angustiado: “Va a ser un largo proceso de recuperación”.
Debido a las condiciones climáticas, las personas han quedado atrapadas en sus casas, según ha indicado la Administración de Emergencias del Condado de Brunswick.
La ola de mal tiempo se está moviendo hacia la costa este de Estados Unidos, apuntando a ciudades como Nueva York, Boston, Filadelfia, y la capital Washington, ya conmovida por las fuertes nevadas de días pasados.
Así mismo, en la región de los Grandes Lagos y en Nueva Inglaterra, también hay alerta, por lo que ya comenzaron los preparativos para el impacto climático en las próximas horas.
La orden es la de permanecer en los hogares y evitar cualquier traslado a menos que sea necesario. Las calles congeladas, han ocasionado miles de accidentes automovilísticos, generando así, graves problemas para la circulación en casi todo el territorio.
Por su parte, los grandes aeropuertos internacionales de la costa este han entrado en alerta, donde ya se encuentran preparados para la emergencia que genera la situación, la probable cancelación de muchos vuelos y la puesta a punto de planes tendientes a evitar el caos.
La situación climática, además, complica el esfuerzo para combatir la pandemia, con la inevitable lentitud en la distribución de las vacunas, distribución que estados como Texas, Oklahoma, Missouri, Kentucky y Carolina del Sur se vieron obligados a suspender en muchas áreas.
Como si todo lo mencionado fuera poco, la tempestad invernal ha empujado hacia arriba los precios del petróleo y del gas natural, que tocaron los máximos de las últimas semanas, y debido a esto, la más grande refinería del país en Port Arthur, Texas, debió cerrar temporalmente las instalaciones.
A todos los inconvenientes mencionados, se suma que los establecimientos de General Motors, Ford y Toyota se hallan en las áreas más damnificadas y, por este motivo, se vieron obligados a suspender la producción por las condiciones meteorológicas y por la interrupción del suministro energético.
Asimismo, se vieron interrumpidos en gran parte de los Estados Unidos, los servicios postales, incluidos aquellos ofrecidos por empresas privadas como FedEX.