Una mujer iraní fue ahorcada aún cuando su corazón ya se había detenido por el terror de haber visto a 16 hombres muertos en el patíbulo antes que ella.
Es la suerte corrida, según su abogado, por Zahra Esmaili, condenada a la pena capital por haber asesinado en 2018 a su marido, un funcionario de los servicios de inteligencia y acusado por ella y sus hijos de continua violencia familiar.
“Dieciseis hombres fueron ahorcados antes que ella, bajo sus ojos. Zahra antes de subir al patíbulo tuvo un ataque cardíaco y murió. No obstante ello, su cuerpo sin vida fue ahorcado”, escribió en un post en Facebook el letrado Omid Moradi citado por la BBC en persa.
El abogado proporcionó, junto al escalofriante particular, un balance más impactante de las ejecuciones ocurridas el miércoles pasado en la cárcel de Rajei-Shahr, en la ciudad de Karaj, unos 30 kilómetros al oeste de Teherán.
Con anterioridad, la organización Iran Human Righsts, con sede en Oslo, confirmó la ejecución de siete personas, entre ellas, Zahra.
El abogado asegura haber visto el certificado de muerte según el cual la mujer falleció por ataque cardíaco antes de que le fuera colocada la soga en su cuello.
El caso de Zahra Esmaili, de 42 años, suscitó vasto clamor en Irán porque durante el proceso los medios de comunicación dieron amplio relieve a las acusaciones de violencia sufridas por la mujer y los dos hijos a menos del marido y padre.
No es la primera vez que mujeres consideradas víctimas de violencia doméstica son ahorcadas por asesinar a su marido.
Y le sucedió tres años atrás a dos menores, como denunció en su último informe el relator ONU de Derechos Humanos en Irán, Javaid Rehman.
Se trató de Mahboubeh Mofidi y Zeinab Sekaanvand, la primera obligada a casarse cuando tenía 13 años y la segunda a los 15 años. Ambas subieron al patíbulo luego de ser halladas culpables de matar a sus esposos cuando tenían 17 años.
El relator ONU se dijo “profundamente preocupado por el alto número de ejecuciones” en Irán, y “alarmado por las noticias de ejecuciones secretas” de personas arrestadas en manifestaciones de protesta, con “condenas a muerte emitidas tras procesos injustos, y luego el uso sistemático de la tortura para obtener confesiones forzadas”.
Según Rehman en los primeros 11 meses de 2020 fueron al menos 233 los ahorcamientos en Irán, entre ellos, de tres personas que eran menores en el momento del crimen que se les imputó.
