Este sábado, en el marco del Día del Trabajador, Nicolás Maduro anunció que será oficial el aumento del salario mínimo de casi 300%. Sin embargo, en medio de la galopante hiperinflación que azota al país, eso no alcanza ni para un kilo de carne.
“Entra en vigencia un incremento del salario mínimo a 7 millones de bolívares”, equivalente a 2,5 dólares, informó el ministro del Trabajo, Eduardo Piñate, ante una concentración de seguidores del chavismo en acto con motivo del 1 de mayo.
El salario, que aumentó 288,8% respecto al vigente de 1,8 millones, se complementa con un bono de alimentación de “3 millones de bolívares, para llegar a un “ingreso mínimo de 10 millones de bolívares”.
El monto siendo insuficiente para recuperar con ello el poder adquisitivo de los venezolanos, que sufren la peor crisis en la historia moderna de su país.
Los 10 millones se quedan cortos para comprar un kilo de carne, de 3,75 dólares, en una economía dolarizada, que transita su cuarto año de hiperinflación y octavo en recesión.
Un cartón de 30 huevos por ejemplo, vale 11 millones de bolívares, lo mismo que un kilo de queso, por encima del ingreso mínimo.
Estos precios pueden aumentar en los supermercados de las zonas acomodadas de Caracas, donde los precios se reflejan ahora en dólares, la moneda de facto, manejada no solo por comerciantes formales, sino por los callejeros.
“No es la mejor noticia para un 1 de mayo”, dijo a la AFP el economista César Aristimuño. “Si bien es cierto que genera un pequeño aliciente para muchos venezolanos, al final lo que vamos a ver es una mayor alza de precios, lamentablemente”.
“Mientras no generemos una política industrial, social, económica de crecimiento, será muy difícil que a través del salario vayamos a dar poder de compra a los venezolanos”, añadió. “No hay forma de perseguir la inflación en una economía hiperinflacionaria a través del aumento del sueldo y salario”.
El gobierno de Nicolás Maduro, golpeado por sanciones internacionales, lideradas por Estados Unidos, que lo desconoce y promueve su salida, había dejado de anunciar los aumentos al salario con bombos como en la era de su predecesor Hugo Chávez. De hecho, el último aumento no fue siquiera publicado en Gaceta Oficial.