La influencer trans Dylan Mulvaney promovió a través de sus redes sociales la cerveza Bud Light, que es producida por la firma Anheuser-Busch. El video fue publicado en su cuenta de Instagram, donde más de 1,8 millones de seguidores fueron espectadores, pero el rockero Kid Rock se mostró descontentó y estalló una inesperada polémica.
“Este mes celebré mis 365 días de mujer y Bud Light me envió quizá el mejor regalo posible: una lata con mi cara impresa”, comentó en referencia a su transición la influencer trasn. Días más tarde, precisamente el 4 de abril, el cantante Kid Rock dijo en un video en Twitter que quería expresar algo “tan clara y concisamente como sea posible”.
Luego de decir esas palabras, apuntó con una larga arma a varias cajas y latas de Bud Light y las destruyó a balazos.
Días antes, tres niños y tres adultos habían sido masacrados por un rifle similar al del músico en una escuela de Nashville, Tennessee; pocos días después, cuatro adultos correrían la misma suerte en un banco de Louisville, Kentucky.
“¡A la mierda con Bud Light! ¡A la mierda con Anheuser-Busch!”, cerró Kid Rock su protesta contra la unión de la marca de cerveza y una personalidad LGBT+ famosa dejando al descubierto su homofobia.
La familiaridad con las armas es algo muy común en el país estadounidense, como la guerra cultural que divide a las ideas hoy polarizadas, y el aviso de Bud Light que inició otra batalla.
En consecuencia, los memes se multiplicaron y las opiniones a favor y en contra de la promoción de Mulvaney; el sector republicano, conservador y/o trumpista de la ciudadanía que habita las redes sociales comenzó un boicot de la marca. Travis Tritt, artista de la música country, dijo que cancelaría el patrocinio de Bud Light a su gira.
Bud Light baja las acciones de Anheuser-Busch
Los hashtags que dominaron en TikTok y Twitter fueron #BoycottBudLight, #BoycottAnheuser-Busch y el infaltable #GoWokeGoBroke, algo así como “te vuelves políticamente correcto, te vas a la quiebra. El agrupador ha acompañado anteriores protestas conservadoras contra Nike, Disney, Oreo, M&M, Jack Daniels, Keurig, Hershey y otras marcas.
Las acciones de la compañía en la bolsa de Nueva York cayeron en el primer momento. El 31 de marzo cotizaban a USD 66,76; a un par de días de la campaña bajaron a USD 66,50 y se mantuvieron en ese nivel hasta el comienzo del escándalo, cuando se hundieron de USD 66,44 a USD 63,38 el 13 de abril. Desde entonces, sin embargo, la tendencia volvió a ser alcista, con un incremento del 1,48% el jueves 14.
La comunidad LGBT y la polarización en Estados Unidos
La campaña de Bud Light sólo logró despertar controversia en un país que acumula en las legislaturas estatales más de 450 proyectos de ley contra los derechos de la comunidad LGBT+, y que en 14 de sus 50 estados tiene en efecto normas que prohíben el tratamiento de reafirmación de género para menores.
Los medios estadounidenses cubrieron la polémica de acuerdo con sus líneas editoriales. Entre los más populares, The New York Post y Fox se sumaron a la indignación conservadora. Un periodista de Fox Business reportó desde Missouri, donde está la sede estadounidense de Anheuser-Busch (actualmente la compañía es una multinacional belga) y citó a propietarios de bares y locales de bebidas alcohólicas.
“Creo que a veces la sociedad muestra los músculos y les recuerda a los productores que el consumidor sigue estando a cargo”, le dijo Jeff Fitter, del bar Case & Bucks de Barnhart. “En sus esfuerzos por ser inclusiva, Bud Light excluyó a casi todos los demás, hasta su público tradicional”.
Newsweek, E!, Billboard, The Hill y otros medios decidieron escuchar a Mulvaney y amplificaron sus declaraciones en el podcast Onward With Rosie O’Donnell: “Es bullying. Quieren que cualquiera que se asocie con una persona trans esté en el punto de mira. Quieren avergonzar a la gente para que piense que, si se vinculan con alguien como yo, se van a reír de ellos porque están cediendo a la identidad de alguien al reconocer su existencia”.
En cambio, CNN entabló conversación con expertos en marketing y afirmaron que: “las campañas inclusivas suelen ser lucrativas para las empresas, ya que constituyen una herramienta importante para llegar a grupos demográficos clave”.
Hay una lógica comercial detrás de la elección de Mulvaney: “Esta marca ha estado en declive durante mucho tiempo, y si no atraemos a los jóvenes bebedores no habrá futuro para Bud Light”, argumentó Aliss Heinerscheid, ejecutiva de marketing de la cerveza más conocida en los Estados Unidos. La más consumida, la Budweisser regular, también pertenece a Anheuser-Busch, que además es la cervecera número 1 del mundo con ingresos anuales de USD 52.330 millones.
Memes sobre BudLight y el cambio de género
La campaña recibió una crítica en especial: si el público de Bud Light es el varón americano promedio, ¿por qué alienarlo con la elección de una estrella de las minorías? “Teníamos que evolucionar y elevar esta marca increíblemente icónica”, dijo Heinerscheid en el podcast Make Yourself At Home.
Y continuó: “¿Qué significa evolucionar y elevar? Significa inclusión. Significa cambiar el tono”. La cerveza cargaba con una imagen “muy de chico de fraternidad universitaria, de humor fuera de lugar”, agregó, y se propuso un mensaje que “atrajera a las mujeres y a algunos hombres”.
Bud Light tiene 4,2% de alcohol, 110 calorías y 6,6 gramos de carbohidratos por lata de 12 onzas (350 mililitros), contra 5% de alcohol, 145 calorías y 10,6 gramos de carbohidratos de la Budweiser regular. Como todas las versiones light de las marcas de cerveza, nacieron para el público femenino; sin embargo, pronto ganaron popularidad en el mercado en general, y hoy el 40% de los más de 108 litros (28 galones) de cerveza que toma por año cada estadounidense es light.
Así que, en definitiva, Bud Light podría ser un ícono del varón americano promedio. Y una joven trans con el aspecto de Hepburn en Desayuno en Tiffany’s convidándole una no le gustó.
El sesgo machista de los memes fue inocultable: el fatigado formato “Así empezó-así vamos” mostró una imagen de Mulvaney previa a su transición y una de ella en la actualidad, con la leyenda “Antes de Bud Light, después de un sorbo”.