Cientos de partidarios del demócrata Joe Biden se congregaron en la noche del martes en la Plaza Black Lives Matter de Washington, al frente de la Casa Blanca, un lugar que se convirtió en un símbolo de la oposición al presidente Donald Trump.
Este paseo fue rebautizado como Black Lives Matter después de la ola de manifestaciones contra el racismo tras la muerte en mayo de George Floyd, un ciudadano negro asfixiado por un policía en Mineápolis.
Desde la tarde, una multitud formada en su gran mayoría por simpatizantes de Biden se congregó para esperar los resultados en un ambiente festivo, con música funk y de un género propio de la zona de Washington conocido como go-go.
“Estoy aquí para celebrar, espero ver que el presidente se vaya, que haya una celebración temprano”, contó Malik Williams, un consejero de una escuela en el estado vecino de Maryland de 27 años.
Williams está confiado en la derrota de Trump, sobre todo debido a que los votos por anticipado “rompieron récords”, ya que más de 100 millones de electores sufragaron antes del día de la elección, algo nunca visto en la historia de Estados Unidos. Otros llegaron de más lejos para estar en Washington el día de las elecciones.
Concetta Leanza, de 34 años y Ruby Estoy, de 40 años, votaron “cuando se abrieron los recintos” el 24 de octubre en el estado de Florida, donde viven. Llegaron a la capital de Estados Unidos el domingo.
“Vinimos aquí a sentir la energía y a estar aquí y para asegurarnos de que nuestras voces sean escuchadas”, dijo Estoy. Tienen previsto retirarse cuando caiga la noche por precaución, en medio de constantes rumores sobre la posibilidad de violencia en la jornada que pululan en las redes sociales.
El barrio de oficinas que rodea este paseo es testigo del nerviosismo y todos los edificios están tapiados, con las ventanas cubiertas por placas de madera, y hay un importante dispositivo policial.
Lori Ricks quiere “desalojar” al magnate republicano de la Casa Blanca. “Esto nunca había pasado antes de una elección. Nunca habían tenido que enrejar la Casa Blanca y tapiar las ventanas para una elección”, contó Ricks.
Algunos tratan de entablar un diálogo con los pocos partidarios del mandatario. Chris, un joven negro de 29 años, repasa sus argumentos, sin éxito. Pese al diálogo de sordos, se siente feliz de haberlo intentado. “El diálogo siempre ayuda mientras uno sea educado”, contó.
“No importa lo que pase, no queremos destruir nuestro país, hay que intentar todos juntos mejorar la situación de cada uno”, reflexionó.