Munro, de una granja a los lagos de sal en Utah

Nacido en Nueva Zelanda, a los 68 años impuso una marca de velocidad con una moto Indian que compró en 1920.

Munro, de una granja a los lagos de sal en Utah
Munro, de una granja a los lagos de sal en Utah

Las manos restregan entre sí su textura rústica. En 1920, en Invercargill, en Nueva Zelanda, Burt Munro trabaja sobre los dos cilindros de una motocicleta con sidecar. Cinco años antes había comprado una Douglas, pero su pasión la despertaba la velocidad.

Casi desde su nacimiento había sentido la necesidad de la velocidad, con un caballo en la granja familiar o compitiendo como piloto profesional de carreras.

Vivió su vida impulsada por la pasión y también por el sueño superar todos los límites establecidos con su motocicleta. Armó una Indian, de 1920.

Su modelo Scout tenía una velocidad máxima de 55 mph. Para él no era suficiente. Entonces decidió comenzar a modificar el motor. A pesar de los medios limitados y la falta de fondos, Munro trabajó para perfeccionar su motocicleta “Especial”. Sus ojos recorrieron aquel pequeño motor bicilíndrico V.

Su mano acarició la reluciente pintura roja y el brillo del níquel pulido de su cabalgadura americana. El joven piloto, había comprado más que una motocicleta, inició una sociedad que se duraría hasta su muerte en diciembre de 1978.

Burt, había nacido en 1899, en Nueva Zelanda. Su hermana gemela murió al nacer y Burt, según dijo el dijo el doctor “no vivirá”, pero el médico estaba equivocado.

Dos décadas después, el sidecar fue removido de la moto y Munro participaba en carreras locales. Animado por la velocidad hasta que la Indian entró en escena.

En 1967, con su motor perforado,  Munro decidió culminar la obra de su vida viajando hasta los lagos de sal de Bonneville, en Utah, Estados Unidos, para intentar participar en la carrera de la Semana de la Velocidad que se celebra cada año,

Las cosas no vienen solas, Burt había trabajado en su vieja moto durante 16 horas diarias por más de una década. Aquel hombre de 68 años, asiduo visitante de las tiendas de repuestos en Nueva Zelanda,  había emprendido una difícil odisea, transportando una moto escondida en el interior de un pez rojo que el mismo había construido.

En 2005, Anthony Hopkins recrearía la aventura para cine de aquel hombro silencioso, dueño del vehículo aerodinámico con el número 35. El mismo  número, que impulsado por la firma Indian usaría su sobrino Lee en California. El trabajar duro parece ser uno de los mayores secretos de Burt Munro.

El primer ejemplar de la revista Motorcycle, de Nueva Zelanda, publicado en 1973: “En The Salt, íbamos como una bomba. Luego consiguió los bamboleos a mitad de la carrera. Para frenarla, me senté. El viento me quitó las gafas y la explosión me obligó a volver a meter los ojos en la cabeza, no podía ver nada. Estábamos tan lejos de la línea negra que perdimos una estaca de acero por centímetros”. narraría Burt sobre su viaje a casi 206 millas por hora.

Munro, había alquilado una camioneta en Los Ángeles para viajar hasta Utah. En 1962 había impuesto una plusmarca en 288 km/h, con su motor modificado a 850cc. Cinco años después, con su motor modificado hasta los 950cc situó la plusmarca en 295,44 km/h. El sueño de la velocidad estaba cumplido.

El piloto que disfrutaba la hora del té

Nacido en Invercargill, Nueva Zelanda fue un entusiasta de la motocicleta. En 1915 ya tenía su primera motocicleta, una Douglas. En 1920 adquirió su Indian Twin Scout por la irrisoria cantidad de 50 libras.

Estuvo durante toda su vida modificando y mejorando su Motocicleta. Construyó él mismo en su garaje de forma artesanal muchas de las piezas que usaría en su moto: pistones, cilindros y el embrague, utilizando incluso latas de conservas como materia prima.

Con 68 años y un espíritu juvenil, Munro decidió poner una culminación a la obra de toda su vida viajando desde Invercargill, Nueva Zelanda, hasta Bonneville Salt Flats, en el estado estadounidense de Utah, para intentar participar en la carrera de la Semana de la Velocidad que se celebraba cada año.

A pesar de no estar inscripto logró superar las barreras burocráticas e impuso una plusmarca de velocidad para motos de menos de 1000cc superando los 300 kilómetros por hora (201,488 millas). Regresó a su país para volver unas nueve veces más (resultando cada una en una plusmarca) antes de fallecer en 1978.

La biografía de Herbert Munro  (“Burt”) es inspiradora. Fue un hombre de persistencia, valentía y creatividad. Se aferró a sus ideales y se convirtió en una leyenda entre los fanáticos de las motos Indian.

La historia de Burt es un ejemplo de superación y empecinamiento. El éxito no le cayo del cielo ya que trabajo en su sueño 16 horas diarias durante más de 10 años. En su vida abundan los cuentos dramáticos: rasguños juveniles, carreras de motos y viajes internacionales.

El joven periodista, Neill Birss, publicó las entrevistas que había escrito sobre Burt y que nunca había publicado. Décadas después, reunidas en formato de un libro reflejan el espíritu juvenil de Munro.

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