Cuántas veces hemos querido “escapar de este mundo” y el mejor camino ha sido colocarse los auriculares y dar play al reproductor de música de nuestro celular.
¿Cuántas? ¿Cinco, diez, cien, mil veces? Seguramente han sido más de mil veces. Y esto se debe a que, este arte genera importantes beneficios en nuestra vida emocional y también física.
Entre los aportes que brinda, la música no solo nos "saca" del lugar -o momento- en el que nos encontramos, sino que debilita la ansiedad y genera felicidad en nuestra mente.
Las investigaciones en este campo confirman que la música es una buena herramienta medicinal. Pasa cuando estamos tristes, felices o eufóricos, estimulamos esos sentimientos con algún sonido de nuestro agrado y “esto lo hacemos para ajustar el estado de ánimo del momento”, analiza la psicóloga Adriana Lobos.
Si bien, no se puede negar que esta técnica se emplea desde hace tiempo en el mundo médico, hoy en día son muchos los que -sin darse cuenta- se “automedican” con una buena dosis de su melodía preferida.
Según investigaciones científicas, la música colabora en aquellos casos de personas con desórdenes alimenticios, reduce significativamente la ansiedad, genera placer, motiva los buenos pensamientos, fortalece el sistema inmunológico. "Sin olvidar los múltiples beneficios sociales que genera, ya que favorece los lazos entre las personas. Se transforma en una herramienta de unión", afirma la profesional.
Desde el punto de vista médico, la música baja la producción de cortisol (la hormona del estrés), disminuye la ansiedad y genera bienestar; lo que permite pensarla como una herramienta terapéutica. “Su implementación tendría resultados interesantes ya que colaboraría con la idea de reducir la ingesta de fármacos”, dice enfermero Javier Godoy.
La música funciona en el cerebro estimulándolo. Es por esto que una buena dosis de nuestra melodía preferida, colabora con la sanación, ya que potencia el sistema inmunológico, “responsable muchas veces de la aparición de enfermedades”, afirma el profesional.
Escuchar música entre media hora y una hora al día cambia estados alterados de la conciencia, aumenta los anticuerpos, disminuye las hormonas del estrés.
Cabe destacar que a las vibraciones que genera se las considera “altamente curativas. Se ha investigado que la terapia con música influye en la respuesta autónoma de un paciente y es muy utilizada en terapias con personas con discapacidad (niños con autismo, pacientes con cáncer, etc.)”, agrega la psicóloga.
Por otra parte, Alejandro Castillo, profesor de música, añade que “la música es un arte completo, ya que despierta cientos de sentimientos y estos se transmiten en cada melodía. Es una comunicación perfecta entre seres y sus emociones.
Interactúa todo el tiempo, incluso entre personas que no se conocen, pero que sienten que vibran con los mismos sonidos”. Esto indudablemente genera felicidad, comunión, satisfacción y tranquilamente “puede ser llevado al ámbito de la salud física y psicológica, obteniendo resultados satisfactorios”, añade Lobos.
Más allá de los gustos de cada quién, la música es un canal de transmisión que, desde el punto de vista médico, colabora en hacer frente a diversas situaciones referidas a la salud: batallar contra el dolor constante, mitigar la ansiedad, combatir la tristeza (y sus consecuencias), el enojo y otros sentimientos negativos. "Esta herramienta presenta muchos puntos positivos que favorecen a mejorar el estado anímico de los pacientes, más allá de su problema de salud", comenta la psicóloga.
Este punto también lo refuerza el enfermero quien afirma que “la música -llevada a terapia- es una buena dosis de salud, haciendo un profundo trabajo en bajar la toma de fármacos, como los antidepresivos o ansiolíticos, por ejemplo”. Asimismo “aumenta los anticuerpos que interfieren en el funcionamiento del sistema inmunológico”.
Esta herramienta, los elementos que la componen: el ritmo y su crisol de sonidos, representa una herramienta de sanación verdadera que puede utilizarse de manera complementaria a cualquier tipo de terapia o tratamiento. “Cuando escuchamos música, y sobre todo aquella que amamos, se transforma nuestro estado anímico, ¿cómo no va a mejorar nuestra salud?”, concluye Castillo.
Los profesionales consultados coinciden en que escuchar música entre media hora y una hora al día representa una experiencia saludable, ya que está demostrado que cambia estados alterados de la conciencia, aumenta los anticuerpos, disminuye las hormonas del estrés, colabora en los tratamientos del dolor; entre otras situaciones de salud.
Tal como dijo el inolvidable Bob Marley: “Algo bueno acerca de la música es que cuando te golpea, no sientes ningún dolor”. Si no tenés el hábito de escuchar música diariamente, te recomendamos que comiences con tu dosis diaria: es terapéutico.