“Ese es el mundo de los bellos y yo no puedo estar ahí”, dice Betty La Fea en un fragmento de la famosa telenovela que se ha viralizado en las redes y que muchos usan cuando no se animan a hacer algún challenge de moda que implica mostrar un cuerpo trabajado o realizar una coreografía sensual.
Desde que existe el término ‘influencer’ se lo ha asociado a belleza, éxito y, sobre todo, juventud. Se considera que son los que marcan tendencias en las redes sociales y se fue cimentando el concepto de que se ha triunfado en la vida cuando, aparentemente, lo que uno hace marca un estilo dentro de un grupo social.
Así también fue creciendo la cantidad de usuarios de redes y apoderándose de ellas por edad. Instagram y TikTok para adolescentes y jóvenes extrovertidos, Twitter para treintañeros iracundos y Facebook para padres y abuelos sin filtro para las fake news. Como en toda generalización, hay algo de tramposo en la afirmación porque aunque es verdad que los grupos etarios determinan cierta conducta en una app no significa que otro no pueda desafiarla. Y aquí es donde los “Grandfluencers” entran en escena.
“Grandfluencers” es la unión de las palabras en inglés grandparents (abuelos) e influencers. Este grupo de adultos mayores, queriendo o no, ha comenzado a crecer y ser referente en un terreno donde los jóvenes gobernaban en solitario.
Abuelito dime tú
La pandemia hizo que explotaran las herramientas tecno para mantenerse en contacto con amigos y familiares, pero también hubo un marcado uso de los dispositivos para el entretenimiento. Así, muchos adultos mayores se animaron a salir de Facebook y se asomaron a apps como TikTok para seguir tendencias y a tomarlas con humor.
Según la ONG de Estados Unidos AARP -que agrupa a adultos y jubilados- sólo el 37% de las personas mayores de 70 años usaban las redes sociales a diario en 2019, según un sondeo. Pero señalan que durante la pandemia aumentó la cantidad de los que se animaron a usar otras redes y la principal influencia llegó desde personas de su misma edad, según publica la agencia AP.
La tendencia marcada en Estados Unidos se replicó en varios países, incluida Argentina, donde también hubo un incremento del uso de redes sociales, especialmente en mayores.
Cantar, bailar, maquillarse o reaccionar a otros videos comenzaron a ser actividades a las que muchos adultos se sumaron y ganaron seguidores.
Los mayores influyentes
Hace pocos días uno de los mayores íconos de la moda y pionera en redes cumplió 100 años. Es Iris Apfel, mejor conocida como la influencer más vieja del mundo. Esta mujer inspira con sus looks sobrecargados de accesorios y colores desde su cuenta de Instagram donde la siguen casi dos millones de personas. Su vida y su estilo se puede ver en detalle, además, en un documental de Netflix llamado Iris, donde cuentan cómo llegó a ser una influyente de la moda recién a los 80 años.
Otra historia inspiradora es la de Luisa Carrillo, la empleada doméstica del abogado y periodista argentino-boliviano Leonel Fransezze. Durante la pandemia se pusieron a hacer juntos los challenges de TikTok y ella fue toda una revelación. Así Doña Luisa, como la conocen todos, abrió su propio canal donde tiene un casi un millón de seguidores y 3,8 millones de likes en sus videos donde comparte recetas, bailes y hasta actuaciones.
En Argentina también hay ejemplos y uno de los más populares en TikTok es Fidel Caraballo. Tiene 56 años, vive en Miramar y también comenzó a subir videos durante la cuarentena. Actualmente tiene más de 240 mil seguidores y 4,1 millones de likes en sus publicaciones.
El humor, sus impecables actuaciones sobre audios ajenos y la particular edición de sus videos son el atractivo principal de su cuenta. Ocasionalmente suma a su esposo Roberto, con quien lleva más de tres décadas de relación, y cosechan miles de comentarios positivos de sus seguidores además de sugerencias para más videos.
La agencia AP rescata la historia de Joan MacDonald, una mujer que a los 71 años que estaba mal de salud debido a su sobrepeso. Tomaba pastillas para el colesterol, tenía presión alta y problemas renales. Para revertir su situación comenzó a ir a un gimnasio y comenzó a grabar su rutina con su teléfono. Hoy, a los 75 años, no sólo mejoró su salud sino que presume un cuerpo atlético y en su cuenta de Instagram la siguen 1,4 millones de personas.
Ejemplos hay muchos aunque, claro, no son tan abundantes como los de los jóvenes exitosos pero son muestra de que la edad no es factor excluyente.
Influenciar para vivir
Ser un influencer no es sólo el prestigio de marcar tendencias sino la posibilidad de transformar la actividad en una fuente de ingresos. Ser Youtuber o Instagramer con relevancia abre las puertas a los auspicios y a los canjes, una meta soñada, especialmente por los más jóvenes. Y es en este punto donde también se vuelve a abrir la brecha generacional. Muchos de los adultos mayores que están en las redes ya tienen un trabajo estable o son jubilados y no aspiran al rescate económico. Por lo general, subir videos y compartirlos tiene más que ver con metas personales o entretenimiento que con alcanzar un ingreso económico para vivir.
El smartphone alcanza para que un adulto se anime a cualquier red social y los que quieran intensificar la presencia pueden adquirir elementos extras como trípodes, aros de luz o micrófonos que se pueden conseguir en tiendas online por precios accesibles, dependiendo de la calidad.
Como en cualquier otra actividad, los mayores también encontraron en las redes un espacio de difusión. En Mendoza son bien conocidas Las Abuelas Raperas, el grupo de jubiladas que se animó a un estilo musical que parecía muy ajeno a ellas. En su página de Facebook comparten videos de sus actividades y sus colaboraciones con artistas jóvenes.
“Están demostrando que cualquiera puede hacer estas cosas, que no hay que tenerle miedo a la vejez, eso es algo que los jóvenes no saben’', afirmó Alison Bryant, vicepresidenta de AARP.
“La autenticidad que estamos viendo en estos influencers ancianos es realmente refrescante. Es parte de la complejidad de sus experiencias, están trayendo otras áreas de su vida a ese campo. Son abuelos, bisabuelos, cónyuges. Cada vez se sienten más cómodos con su propia identidad’', añadió.
Los argentinos y las redes sociales
Un estudio de We Are Social y la plataforma Hootsuite -llamado Digital 2021 Global Overview Report- mostró estadísticas de uso en nuestro país, especialmente durante la cuarentena.
Cruzaron datos del Indec y se llegó a la conclusión de que sobre una población de 45.4 millones de personas hay 55,19 millones de dispositivos móviles y 36,32 millones de internautas y 36 millones de usuarios de redes sociales.
YouTube, WhatsApp, Facebook e Instagram son las plataformas preferidas de los argentinos que tienen entre 16 y 64 años de edad. Youtube es el sitio más popular con casi el 96% del total de usuarios argentinos activos, mientras que Facebook concentra 92,9%, Instagram 85,3% y TikTok, más atrás pero creciendo firme, con 39,3%.