La crisis por el coronavirus demoró más que en otras golpeadas instituciones del fútbol argentino, pero finalmente llegó. El martes 28 de abril, la mayoría de los empleados que prestan servicios al Club Deportivo Godoy Cruz Antonio Tomba recibieron un mail con remitente de la secretaría del donde se les notificaba que por decisión del presidente José Mansur sus haberes iban a sufrir una importante rebaja. Y se dejaba explícito que el personal debía tenerlo en cuenta a la hora de emitir la factura.
El porcentaje de deducción que se aplicó sobre los salarios, y que afecta a los trabajadores que ganan entre 6 mil y 15 mil pesos, fue del 30% para los empleados que prestan servicios en el Predio de Alto Rendimiento de Coquimbito y del 50% para el personal que realiza sus labores en la sede social de Balcarce 477 de Godoy Cruz.
Los motivos se caían de maduro: la ostensible merma en la recaudación en tiempos de inactividad extrema a raíz de la pandemia del Covid-19.
En el rubro de los trabajadores que facturan hay que contar a casi todos los entrenadores y preparadores físicos de divisiones Inferiores (12 categorías entre AFA y Liga Mendocina), Infantiles (5 categorías) y Reserva, además de los profesores del resto de las disciplinas deportivas que se practican en el club.
La polémica medida no sólo causó molestias generalizadas en los perjudicados, sino que algunos pegaron el portazo. La noticia no tardó en tomar estado público. Fue Antonella Arcangeletti, quien se desempeñaba en el Departamento de Prensa del club, la primera que se animó a visualizar esta situación con una publicación a través de su cuenta de Twitter. "Los empleados (o quienes le facturamos) del club fuimos notificados de un 30% de rebaja en nuestros ingresos. En mi caso personal, mi mes de trabajo pasó a valer $4.200 (de $6.000), con lo que no puedo cubrir ni siquiera el impuesto necesario para facturar y mi obra social. Mucho menos pagar la cuota porque también soy socia plena, aunque no lo necesitaba para entrar al club y a la cancha", demandó la periodista el mismo día que presentó la renuncia.
Lo que llama poderosamente la atención es que el último balance -correspondiente al ejercicio económico entre el 1 de octubre de 2018 y el 30 de junio de 2019- arrojó un superávit de casi 200 millones de pesos y que Godoy Cruz fue uno de los dos clubes de la Superliga (el otro es Boca) que no se inscribió en el Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción.
"El salvataje económico lo van a terminar pagando los que facturan", expresó otra de las fuentes consultadas. La mayoría de los empleados consultados por Los Andes, quienes pidieron mantener en reserva sus nombres, contaron además que otro de los métodos que se llevan adelante en la institución es obligar a los empleados a emitir facturas no correlativas con la clara intención de dejar sin efecto la relación de dependencia.
Según trascendió, de todas las personas que realizan habitualmente sus tareas en el Predio de Alto Rendmiento de Coquimbito –exceptuando utileros y demás integrantes del plantel profesional- serían solamente dos las personas que se encuentran “en blanco”. Por lógica consecuencia, el resto del personal es monotributista.
Otro de los temas candentes por los que existe malestar en los perjudicados por el recorte salarial es que en los últimos dos años muchos empleados no tuvieron aumentos, ni siquiera en tiempos de bonanza cuando el club alcanzó los octavos de final de la Copa Libertadores por segunda vez en su historia.
Casi al mismo tiempo en que José Mansur salió a declarar que los futbolistas “juegan por la plata y no por el escudito”, el recorte salarial en su institución no solo no alcanza todavía al plantel profesional, sino que comenzó por la parte baja del organigrama.