Quiero alentar a hacer algo por el grave deterioro de la arboleda de nuestros conurbanos y rutas. A diario vemos como los forestales son sometidos a tala, que van dañando nuestros pobres árboles. Estas plantas ya sufren el deterioro debido al desinterés y el afán por rodearlos de cemento.
Antiguamente se revestían las acequias con piedras calzadas, lo que permitía la filtración del agua a las raíces. Ahora se encierran los forestales en un pequeño cuadrado y esto significa su probable muerte a corto plazo. Un ejemplo de lo que señalo es el de la instalación de un hipermercado en la calle Rondeau de Villa Nueva.
Algunas personas, ignorando el beneficio de una bella arboleda, se molestan porque en otoño es preciso barrer las hojas, pero esta molestia resulta ínfima, en comparación con las ventajas de la vegetación.
Para fundamentar cuanto digo, enunciaré los beneficios que proporciona una buena arboleda: aporta oxígeno al aire y disminuye las consecuencias de la contaminación ambiental; la sombra de los árboles reduce la temperatura de calles, veredas y paredes de los edificios; el mantenimiento y reposición de los forestales ofrece leña a bajo costo, la que utilizada en estufas adecuadamente diseñadas, resultan en beneficio de hogares de escasos recursos; los restos leñosos finos o verdes, pueden utilizarse para producir tierra orgánica; la forestación en las calles es parte del atractivo turístico de nuestras ciudades y rutas, la copa de los árboles constituye una eficaz protección contra la radiación ultravioleta.
Marcelo J. Vernhes
DNI: 8.143.499