Oscar sucumbió a los retoques estéticos y decidió sacarse 87 años de encima: la estatuilla dorada más famosa del mundo recupera este año el diseño original para homenajear la primera gala celebrada en 1929.
La empresa Polich Tallix Fine Art, situada en el estado de Nueva York, se encargó de restaurar los rasgos más imperceptibles del galardón, creado por el escultor George Stanley a partir de los bocetos de Cedric Gibbons, director de arte del estudio Metro-Goldwyn Mayer.
Primero se tomaron radiografías digitales y luego se imprimió un molde especial en 3D. Posteriormente se dio forma con cera a las estatuillas que serán entregadas el domingo en el teatro Dolby de Hollywood. Todas ellas fueron cocidas a 870 grados Celsius y luego cubiertas en bronce a más de 980 grados.
Una vez enfriadas y pulidas, fueron bañadas en oro de 24 quilates para darles el toque final. En total se necesitaron tres meses para hacer cincuenta piezas, según explicó la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas.
Óscar mide 34,2 cm y pesa 3,8 kg, tiene los brazos cruzados y sujeta una espada parado sobre una cinta de película. Una de las mayores leyendas que rodean este trofeo es su nombre, tan común como llamativo y mítico.
Dicen los expertos que fue la responsable de la biblioteca de la Academia, Margaret Herrick, quien lo bautizó así por el gran parecido que le veía a su tío Óscar. El nombre corrió como la pólvora por los pasillos de Hollywood hasta que llegó a los oídos del editor Sidney Skolsky, quien lo citó en una columna de 1934 sobre el triunfo de Katherine Hepburn a Mejor actriz por "Gloria de un día".
Contagiada por esta moda, la Academia decidió adoptar el nombre oficialmente en 1939.
Hepburn es, con cuatro galardones, la intérprete que más premios Óscar ha ganado. Le siguen con tres Ingrid Bergman, Walter Brennan, Daniel Day-Lewis, Jack Nicholson y Meryl Streep.