Para muchos de los que lo practican, el veganismo va mucho más allá de la simple renuncia a comer cualquier producto que proceda de los animales, incluyendo –y aquí es donde se diferencian de los vegetarianos– huevos, productos lácteos y miel. Se trata de una filosofía de vida que abraza también los objetos que nos rodean, especialmente la ropa y los artículos de hogar. Y que cada año gana nuevos adeptos: en la última década el número de veganos en el Reino Unido ha aumentado un 360 por ciento, hasta superar el medio millón de seguidores.
Quienes intentan ser coherentes al máximo con estos postulados en su vida cotidana tienen ahora un nuevo marco de referencia en los Vegan Homeware Awards instituidos por la prestigiosa organización animalista británica PETA (People for Ethical Treatment of Animals, o personas por el trato ético a los animales). Tras haber puesto en años anteriores el foco de sus acciones de concienciación al mundo de la moda y el lujo (en 2016 llegaron a comprar acciones de Prada para denunciar el uso de piel de avestruz en sus bolsos), PETA se ha fijado ahora en el mundo de la decoración. Con este premio que acaba de proclamar a los ganadores de su primera edición intentan dar impulso a los diseños que han eliminado por completo cualquier atisbo de maltrato a los animales.
El certamen se reparte en catorce categorías que abarcan sofás, alfombras, ropa de cama, fragancias y otros artículos para el hogar. Las firmas galardonadas en la primera edición forman un mix de grandes marcas, pequeños estudios y creadores individuales a los que PETA ha reconocido su visión de futuro en relación con los productos veganos. Desde una alfombra de falsa piel de cordero de Ikea hasta una cortina libre de lana de Zara Home o una silla hecha con hojas de árbol y bioresina, de Simon Kern, todos son diseños que apuestan por el uso imaginativo de materiales innovadores para decorar nuestra casa con respeto por nuestros congéneres del mundo animal.
Silla Beleaf, del diseñador eslovaco Simon Kern, realizada con hojas de árbol y bioresina.
Silla de oficina Keira, realizada con cuero sintético PU y base de metal.
Butaca tapizada con print de piel de vaca, de Rockett St. George.
Fragancias de la firma neoyorquina Le Labo que no han sido testeadas en animales.
Alfombra imitación piel de cordero Tejn, de Ikea.
Cortina de terciopelo sin lana, de Zara Home.
Fuente: arquitecturaydiseno.es