“Operación Avalancha”: o cómo Kubrick inspiró la llegada a la Luna

Un mockumentary conecta la teoría conspirativa sobre el Apolo 11 con el "cueste lo que cueste" de JFK. El rol de "2001" y "El resplandor".

“Operación Avalancha”: o cómo Kubrick inspiró la llegada a la Luna
“Operación Avalancha” (Operation Avalanche, 2016) de Matt Johnson

A esta altura de la historia de la humanidad, hay tantas películas sobre las misiones espaciales al satélite natural de la Tierra como teorías conspirativas sobre el accionar de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés).

Algunos filmes, por supuesto, más loables y memorables que otros. Dentro de ese rango, hay un mockumentary bastante simpático que reflota esa bizarra historia que tiene al venerable Stanley Kubrick como el presunto hacedor de la llegada del hombre a la Luna.

“Operación Avalancha” (Operation Avalanche, 2016), dirigida y protagonizada por el canadiense Matt Johnson, fue estrenada en el festival de Sundance. Johnson, Owen Williams y otros integrantes de su pandilla cinéfila se trasladan a los ‘60 y forman parte de un equipo audiovisual de la CIA, que se infiltra en la NASA para atrapar a un espía ruso que conspira contra EE.UU. en las misiones Apolo.

Los jóvenes descubren que, en realidad, la NASA no puede cumplir el sueño de John F. Kennedy porque no están dadas las condiciones para el alunizaje en 1969, lo que los lleva a filmar en secreto aquel momento histórico.

Hasta aquí nada que resulte demasiado innovador. Pero el thriller, con logrados toques de comedia, juega con el found footage, la cámara al hombro y un engañoso 16mm para alimentar de manera lúdica la supuesta participación -o al menos influencia- de Kubrick en la hazaña.


    Para lograr el falso documental, Johnson y su equipo se metieron a la NASA sin explicitar que iban a realizar una parodia.
Para lograr el falso documental, Johnson y su equipo se metieron a la NASA sin explicitar que iban a realizar una parodia.

“Operación Avalancha” evita la ridiculez de otro título de similar temática ”Moonwalkers” (2015) y recupera cierto juicio a la Guerra Fría y la necesidad del gobierno para defender los ideales que JFK inmortalizó en su famoso discurso de 1962: “Si esta historia resumida de nuestro progreso nos enseña algo es que el hombre, en su búsqueda del conocimiento y el progreso, está decidido y no se deja disuadir”. En otras palabras, cueste lo que cueste.

Para montar su set secreto, Johnson visita el de “2001: odisea en el espacio” (1968), que Kubrick había montado en Inglaterra y utilizó durante 20 meses de rodaje.

Allí, en un divertido tour repleto de guiños a la película de ciencia ficción, el joven adopta las técnicas empleadas por el director y decide replicarlas para su proyecto en la NASA. Si bien logra el falso alunizaje, incluyendo la creación de la famosa frase de Neil Armstrong, luego se ve inmerso en una conspiración mayor que atenta contra su vida y lo que todos creyeron ver en sus televisores.

El falso documental de Johnson deja el interrogante que se revive cada 20 de julio: ¿habría sido posible inventar la llegada del hombre a la Luna y grabarla desde la comodidad de un galpón? La historia más conocida es que la NASA reclutó a Kubrick para que filmara a Armstrong y Buzz Aldrin -Michael Collins se quedó en el lado oscuro de la Luna-, quienes luego desde la nave transmitirían las imágenes de la epopeya.


Stanley Kubrick rodando "2001: odisea en el espacio".
Stanley Kubrick rodando "2001: odisea en el espacio".

Si volvemos a finales de los ‘60, la teoría no es del todo disparatada, ya que Kubrick recibió asesoría de los empleados de la NASA Frederick Ordway y Harry Lange para “2001”. Pero rápidamente semejante idea pierde sustento -bah, por así decirlo- debido a la innata obsesión, pulcritud y minuciosa mirada de Kubrick, además de las obvias y profundas diferencias entre lo visto en la lisergia de “2001” y lo que finalmente sucedió en el espacio.

¿Y si Kubrick se burló de los conspiradores en "El resplandor" (1980)? El pequeño Danny pasea por los pasillos del hotel Overlook con un suéter que lleva tejido la nave del Apolo 11.

En la novela de Stephen King, la siniestra habitación es 217 pero Kubrick la cambia a 237… casi como las 238.000 millas que distancian la Tierra de la Luna. Hay jugo en polvo Tang en el bar del Overlook, bebida que tomaron los astronautas en la travesía lunar y que Aldrin admitió odiar.

Cuando Jack Torrance escribe en la máquina “All” (todos), dicen que en realidad es A11. Y que la alfombra tiene hexágonos en alusión a la plataforma de despegue del cohete.

Harta de las especulaciones, Vivian Kubrick, hija del director, publicó en 2016 un duro mensaje en Twitter, a través del que desmintió la fábula y destacó que vivió en primera persona cómo su padre era perseguido por las autoridades de los EE.UU.: “¿No creen que sería la última persona en ayudar al gobierno a perpetrar semejante traición a su pueblo?”.

Aun así, la cantidad de personas escépticas con el alunizaje es bastante pequeña: alrededor del 5% de la población contra un 70% que cree en ángeles.

Después de los créditos

Matt Johnson contó que, junto a su equipo, se metió a las instalaciones de la NASA pero haciéndose pasar como un estudiante de cine, sin explicitar lo que preparaba. Solo resta saber si algún día Aldrin hará otra de las suyas y le asestará una trompada.

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