Hoy se cumplen, exactamente, 188 años de la ocupación inglesa a las islas Malvinas. Algo totalmente esperable teniendo en cuenta los antecedentes. A lo largo del siglo XVII las mismas fueron visitadas por navegantes de diversas naciones europeas que permanentemente violaron los derechos españoles y se aventuraron en sus dominios. Aun así, la soberanía del país ibérico sobre las mismas quedó indiscutiblemente preservada a través de acuerdos celebrados durante esta centuria, tales como el Tratado “Americano” de 1670, entre España e Inglaterra.
Años más tarde la “Paz de Utrecht” (1713), aseguró la integridad de las posesiones españolas en Sudamérica y ratificó su exclusividad de navegación en el Atlántico Sur.
Inglaterra aceptó estas limitaciones momentáneamente ya que muy pronto las Islas Malvinas comenzaron a ser un objeto codiciado, tanto por británicos como por franceses: ambos aspiraban a contar con un establecimiento estratégico frente al estrecho de Magallanes.
De este modo los dos países intentaron ocupar las islas haciendo caso omiso a los derechos de la Corona Española; de hecho la primera ocupación efectiva de las mismas tuvo lugar en 1764 y fue llevada a cabo por el galo Luis Antonio de Bougainville. El marino fundó el Fuerte y Puerto “San Luis”, en nombre de su soberano, Luis XV. Inmediatamente se establecieron diferentes colonos y se rebautizó al Archipiélago como “Malouines”.
España reclamó ante el gobierno francés y las islas fueron restituidas.
Los españoles comprendieron que ante estos ataques era fundamental ocupar el espacio de modo efectivo y para mayor seguridad desde 1767 en las Malvinas residió allí un gobernador ibérico, dependiendo administrativamente de Buenos Aires.
En dicho puesto se sucedieron treinta gobernadores.
Cabe destacar que casi simultáneamente a la ocupación francesa los ingleses se establecieron en una parte del Archipiélago y en 1770 fueron expulsados por la fuerza, se llegó a un acuerdo bilateral meses más tarde evitando así una guerra.
Finalmente en 1790, a través del tratado de “San Lorenzo”, los británicos se comprometieron a no formar ningún establecimiento en las costas ocupadas por España, incluyendo a las Malvinas.
Pero en 1833 las tropas de su Majestad retornaron, arrebatando aquella parte del territorio argentino y ocasionando años más tarde el reclamo diplomático más extenso de la historia.
En 1869 José Hernández, autor del Martín Fierro, alzó una de las primeras voces al respecto y se preguntó en su texto “Las Islas Malvinas”: “Gobiernos ningunos en los últimos tiempos han llevado más adelante ese respeto por la opinión universal, que los gobiernos de Estados Unidos y de Inglaterra, y son los gobiernos más fuertes del mundo. La época lejana de ilusorias conquistas pasó y los americanos y los ingleses son hoy los primeros en condenar los atentados que se consumaron en otro tiempo a la sombra de sus banderas. ¿Cómo no esperar entonces que los Estados Unidos y la Inglaterra se apresuren a dar testimonio de su respeto al derecho de la Nación Argentina, reparando los perjuicios inferidos, devolviendo a su legítimo soberano el territorio usurpado?”
Parece que como buen escritor, Hernández tenía mucha fe en la humanidad y como hombre de su tiempo, en Inglaterra.
*La autora es Historiadora.