Es oportuno bien traer a la memoria de mendocinos y argentinos todos, el recuerdo de la inventiva y accionar de un grupo de patriotas que en 1845 con arrojo y decisión enfrentaron a 2 potencias europeas para defender nuestros derechos sobre territorio litoraleño y sobre las aguas del río Paraná.
Especialmente, viene bien hacer presente a los jóvenes de hoy (y a los no tan jóvenes, pero a veces faltos de memoria) hechos pasados que nos enorgullecen y ponen de resalto valores que forjaron nuestra Nación.
Desde 1974 en homenaje a lo ocurrido el 20 de noviembre de 1845, que mereció el elogio y posterior reconocimiento del Padre de la Patria, se celebra el Día de la Soberanía Nacional.
¿Qué ocurrió en aquella fecha? Pues en esos años, años de formación y de luchas internas, y aún cercanas las que se libraron por la libertad e independencia americanas, nuestras aguas frente a Buenos Aires se veían invadidas por intereses extranjeros.
Ya desde 1838 (marzo) a 1840 (octubre) se produjo un bloqueo francés al Río de la Plata, conflicto diplomático en principio que llevó a la flota gala a cerrar al comercio durante dicho tiempo, a la Ciudad de Buenos Aires y a los Puertos Fluviales de la Confederación Argentina.
Superado este conflicto con Francia, Juan Manuel de Rosas limitó la navegación de los ríos Paraná y Uruguay, medidas que afectaron los intereses de los comerciantes y financistas extranjeros.
Posteriormente, en agosto de 1845 y por tres años hasta 1848, se produce el bloque anglo-francés durante el cual Inglaterra y Francia pretenden adueñarse de la navegación de los ríos Paraná y Uruguay dominando así el comercio de mercaderías en el Río de la Plata, y vencer la resistencia de la Confederación Argentina liderada por Rosas.
A pocos meses de iniciado el bloqueo, el 20 de noviembre de 1845 tiene lugar en Buenos Aires, en San Pedro, una batalla naval muy significativa para nuestra historia, que si bien no puso fin al conflicto, sí permitió que tanto las Provincias del Litoral como el río Paraná sean hasta hoy argentinos: Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes que eran con quienes querían comerciar directamente los europeos, integran el territorio del país, y el río Paraná es un río interior, con plena soberanía argentina.
No por conocido el episodio, debemos dejar de mencionarlo: frente a una flota muy superior en hombres y pertrechos, con astucia y patriotismo, ese 20 de noviembre se venció el poderío anglo-francés: en el lugar donde se angosta el río, el recodo o “la Vuelta de Obligado” en las tierras de la familia Obligado.
El comandante de las fuerzas patriotas, general Lucio Norberto Mansilla (emparentado con el Restaurador y padre del también militar y poeta Lucio V. Mansilla el de “...los indios ranqueles”...), nombrado por Juan Manuel de Rosas, cruzó el río con cadenas, sostenidas por botecitos, que ayudaron a la defensa argentina.
Es esa defensa argentina la que lleva a un anciano patriota, el Libertador de los Andes, radicado en uno de los países agresores, a escribir: “...a pesar de la distancia que me separa de nuestra Patria, usted (Rosas) me hará la justicia de creer que sus triunfos son un gran consuelo para mi achacosa vejez. (...) he tenido una verdadera satisfacción al saber el levantamiento del injusto bloqueo con que nos hostilizaban las dos primeras naciones de Europa... (…) esta satisfacción es tanto más completa, cuanto el honor del país no ha tenido nada que sufrir...ahora los gringos sabrán que los criollos no somos empanadas que se comen así no más sin ningún trabajo”.
Ese elogio a la defensa del honor de la República ante la agresión extranjera (que no lo convirtió en rosista porque bien conocía lo que sucedía en su Patria), es lo que hizo que ya en 1844 por la actitud de Rosas en el bloqueo francés de 1838, en su testamento le dejara el sable corvo.
Volviendo al 20 de noviembre de 1845, aunque las fuerzas patriotas con sólo un puñado de barcos mercantes y de cañones no vencieron a las muy superiores anglo-francesas en ese enfrentamiento naval en aguas del río Paraná, la Confederación Argentina sí obtuvo un triunfo por la vía diplomática, en el tratado de paz que firmara con Inglaterra y Francia, por el que se le reconocían sus derechos sobre los ríos interiores.
Como desagravio, las dos más importantes potencias al decir de San Martín, saludaron nuestra bandera con veintiún cañonazos, en signo de respeto y como resarcimiento por las ofensas infringidas a nuestra Patria.
Así el 20 de noviembre es la fecha que resalta no sólo la defensa de nuestra soberanía, sino que también simboliza la libertad, la independencia y la unidad nacional que “supimos conseguir”.
* La autora es Presidenta de la Asociación de Damas Pro Gloria Mendocinas.